La historia del falso obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco ha vuelto a la plena actualidad por el mediático caso de las monjas díscolas del convento de Belorado. Pablo de Rojas fue excomulgado de la Iglesia católica en 2019 por por Mario Iceta, entonces obispo de Bilbao y hoy arzobispo de Burgos. Pero este no ha sido el primer religioso en auto-proclamarse obispo sin la bendición de Roma en la historia de la Cristiandad.
A lo largo de los dos mil años de historia de la Iglesia Católica, han existido numerosos casos de individuos que se han hecho pasar por obispos sin serlo legítimamente. Estos falsos obispos, también conocidos como antiobispos, han surgido por diversos motivos, desde el cisma y la ambición de poder hasta la herejía y la oposición a las doctrinas oficiales de la Iglesia.
Uno de los primeros casos documentados de un falso obispo es el de Félix de Urgel, quien en el siglo VIII desafió la autoridad del Papa Esteban II por defender una doctrina herejética. Félix defendía el adopcionismo, una herejía que afirmaba que Jesús había sido adoptado por Dios como hijo y no concebido por él. Tras ser excomulgado por el Papa, Félix fue apartado de la diócesis y confinado en Lyon, pero su cisma sentó un precedente para futuros desafíos a la autoridad papal.
En el siglo XVI, durante la Reforma Protestante, surgió la figura de los obispos cismáticos, quienes se separaron de la Iglesia Católica para formar sus propias comunidades religiosas. El cisma luterano fue seguido también por el gran cisma que dividió a la Iglesia en dos: la católica y la ortodoxa.
Ya en el siglo XX han sido muchos los obispos que se han apartado de la Iglesia y que han sido considerados falsos obispos, antiobispos o, incluso, antipapas. Los casos más conocidos son los de varios obispos en China que se unieron a la Asociación Patriótica Católica China y ordenaron a varios obispos sin aprobación papal; o el conocido caso del arzobispo francés Marcel Lefebvre que ordenó sin mandato papal a los obispos Antonio de Castro-Mayer, Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, tras lo que todos fueron ex-comulgados. Lefebvre creó la Hermandad Sacerdotal San Pío X, que reniega de la Iglesia Católica post conciliar. Los lefebvrianos cuentan en la actualidad con cuatro obispos y más de 600 sacerdotes repartidos por todo el mundo.
Otro caso muy conocido y que tiene relación con el falso obispo Pedro de Rojas es el de Pierre Martin Ngô Đình Thục, arzobispo católico vietnamita y hermano del presidente de Vietnam Jean Baptiste Ngô Đình Diệm. Thục es la principal figura de la forma más radicalizada del sedevacantismo, una rama de la iglesia que no reconoce la validez de los pontificados que siguieron al de Pío XII, y nombró a distintos obispos sin el mandato papal. Pedro de Rojas es seguidor de Thục y del sedevacantismo, al igual que los lefebvrianos o la iglesia del Palmar de Troya, donde se han ordenado también distintos falsos obispos.
En la actualidad, la Iglesia Católica sigue enfrentándose al desafío de los falsos obispos, quienes a menudo operan en los márgenes de la sociedad y atraen a fieles disidentes o desilusionados con la jerarquía oficial. La Iglesia ha tomado medidas para combatir este fenómeno, incluyendo la educación de los fieles sobre los peligros de los cismas y las herejías, así como la implementación de medidas más estrictas para verificar la identidad y la autoridad de los obispos.
Los falsos obispos han representado un desafío constante para la Iglesia Católica a lo largo de su historia. Sus acciones han generado cismas, herejías y confusión entre los fieles, lo que ha obligado a la Iglesia a tomar medidas para defender su autoridad y preservar la unidad de la comunidad cristiana.