En ‘Todo es verdad’ hemos vuelto a ir más allá. Una de nuestras reporteras se ha citado en un hotel con una pseudoprofesional de la medicina estética que se encarga de realizar intervenciones a domicilio.
Ya en el hotel, la mujer le ha explicado a nuestra compañera el procedimiento que iban a seguir para inyectarle toxina botulínica, le ha enseñado las agujas y hasta ha llegado a aplicarle la anestesia en las supuestas áreas de la cara que iba a retocar.
Justo cuando ha sacado la aguja para inyectar el líquido, nuestra compañera se ha levantado de la cama del hotel y ha puesto contra las cuerdas a la pseudoprofesional: “Esto es ilegal. No me puedes pinchar si no eres médico y esto tiene que estar refrigerado”.
La mujer que iba a llevar a cabo la intervención estética ha negado en todo momento que fuera a inyectar la toxina, pero las pruebas que tenía nuestra compañera la delataban. Mensajes de WhatsApp en los que ofrecía sus servicios por 250 euros y, lo más importante, las grabaciones de todo el proceso que ha tenido lugar hasta que nuestra compañera la ha frenado.