Cada vez son más los docentes que abandonan una profesión mayoritariamente vocacional porque no pueden más por el síndrome del profesor quemado. Ellos hablan de frustración ante una generación de alumnos conflictiva y con dificultades en el aprendizaje. “Yo veo gente que era muy vocacional de la enseñanza, que hace muchas cosas y que se curraba las clases. Pero llega un momento en el que dicen que no pueden más”, confiesa Charo Vázquez, profesora del Instituto Eusebio da Guarda.
Maestros quemados, cansados, aislados y con un desapego por su profesión. Un informe sobre el estado de la profesión docente en los últimos 25 años en España asegura que solo uno de cada cuatro profesores mantiene la ilusión pese a los problemas. Casi el 40% de ellos afirma vivir su día a día laboral con distancia.
Con un alumno cada vez más complejo, impartir clase se convierte en una tarea complicada. “Antes trabajábamos con ratios de 25 alumnos y ahora con 30 o 31”, sostiene Iván Folgueira, profesor del IES Eusebio da Guarda. “Si hay un perfil de estudiantes que tiene problemas de salud mental o necesidades especiales de apoyo educativo se necesita reducir ese ratio”, destaca Gonzalo Garea, maestro del mismo centro educativo.
“Es una profesión no bien valorada en la medida que no ofrece unas condiciones de trabajo, de desarrollo profesional y de crecimiento que sean retroactivas para los jóvenes”, apunta el director de Educación EsadeEcPol, Lucas Gortázar. Las condiciones laborales de los profesores, sin ser malas, han empeorado: caen sus salarios, el calendario escolar se comprime por la gran cantidad de materias y el clima de las aulas empeora, sobre todo en Primaria.
La tasa de temporalidad es demasiado alta para centros que, por su complejidad, necesitarían de una plantilla de profesorado estable. Esta situación ha quedado retratada anoche en el programa de Cuatro, ‘Fuera de Cobertura’. En esta entrega, bajo el título de ‘Mala educación’, Alejandra Andrade ha recogido los testimonios de profesores quemados y también de alumnos. Asun es una de las docentes que vivió una película de terror en el instituto en el que da clase.
“Había un niño que me disparó la flecha de una ballesta y me dio en la cara. Al ver que no me mataba, fue a por mí con un puñal”, recuerda. Fue el caso más grave de agresión de un alumno a un profesor que se ha dado en España. “Me asomé a una clase pidiendo auxilio, el profesor lo vio y el chaval se acercó a él y le clavó el puñal. Acabó muerto”, añade.
En ‘Fuera de Cobertura’ han hablado con varios docentes que han sufrido golpes y amenazas. Tal y como ellos cuentan, en cada curso hay más aulas con profesores atemorizados. La clase es que se ha perdido el respeto a los docentes. “Al final vas dando a los niños el poder para no tener problemas”, resalta una profesora.
En el programa, emitido anoche en Cuatro, también recogieron testimonios de estudiantes. Hay alumnos como Julieta que, por su conducta, terminan en centros terapéuticos. Una realidad que ha llevado a los profesores a dejar la profesión “porque no merece a pena ir a un lugar en el que cada día estás mal”.
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