Para una persona con diabetes es fundamental conseguir mantener estables los niveles de glucosa en sangre. Una de las recomendaciones más importantes que se hacen a las personas diabéticas es que deben evitar el consumo de azúcar refinada, lo que hace que se plantee la pregunta de con qué alternativa segura pueden endulzar sus alimentos.
En este caso, los edulcorantes son una opción genial, pero, no todos son iguales ni repercuten en la salud de la misma forma, por lo que es esencial conocer qué edulcorantes pueden tomar las personas diabéticas y cuáles no.
Los edulcorantes son sustancias utilizadas para proporcionar un sabor dulce sin los efectos de la elevación de glucosa con los que se relaciona al azúcar común o sacarosa. Hay que dividirlos en dos categorías principales: por un lado encontramos los edulcorantes nutritivos, estos son los que tienen calorías pero tienen un impacto glucémico menor que el azúcar. Por otro lado, se encuentran los edulcorantes no nutritivos que son aquellos que contienen pocas o ninguna caloría y no afectan a los niveles de azúcar en sangre.
Stevia
La stevia es un edulcorante natural derivado de la planta Stevia rebaudiana, utilizado tradicionalmente en Sudamérica aunque actualmente se comercializa en todo el mundo. Ésta se caracteriza por su intenso poder endulzante, ya que es hasta 300 veces más dulce que el propio azúcar. La diferencia es que no aporta calorías ni tampoco afecta a los niveles de glucosa en sangre, tampoco aporta calorías.
Es muy popular debido a que su origen es natural, y hay muchos estudios que han demostrado que la stevia puede tener efectos positivos en la regulación de la insulina.
Es muy común encontrar este edulcorante en refrescos, zumos o productos horneados, ya que se puede cocinar, que están destinados a personas que tienen necesidades dietéticas especiales.
Sucralosa
En este caso la sucralosa es un edulcorante que se obtiene modificando la estructura de la sacarosa o azúcar común, y le permite conservar su sabor dulce pero no va a ser metabolizada por el cuerpo como glucosa. Por esto, es un edulcorante muy recomendado para personas diabéticas.
La sucralosa tampoco contiene calorías, y para algunos es una opción más acertada que la stevia por su sabor, ya que hay muchas personas a las que no les gusta el sabor de la stevia pura.
Además, gracias a su resistencia al calor, hace que la sucralosa sea una opción excelente para hornear y cocinar.
Aspartamo
Este edulcorante es bajo en calorías y se suele utilizar en muchos productos procesados como pueden ser los refrescos dietéticos o los chicles. El aspartamo ha generado mucha controversia, pero las principales agencias reguladoras de salud como la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, han afirmado que es seguro su consumo si se hace dentro de unos límites recomendados.
A diferencia con la sucralosa, el aspartamo no es resistente al calor perdiendo su sabor cuando entra en contacto con altas temperaturas.
Sacarina
La sacarina es uno de los edulcorantes más antiguos. Es de 300 a 400 veces más dulce que el azúcar, aunque puede dejar un regusto amargo, lo que ha hecho que su popularidad haya disminuido con las nuevas opciones de endulzantes que hay en el mercado.
Además, durante décadas, hubo bastantes preocupaciones sobre la seguridad de la sacarina, pero varios estudios modernos han confirmado que es segura.
Eritritol
El eritritol es un polialcohol que se produce al mezclar una molécula de azúcar con una de alcohol, fermentando la glucosa con levadura. También es bajo en calorías, no da problemas digestivos y no altera la glucosa en sangre ni tampoco los niveles de insulina por lo que está indicado para personas diabéticas.
Lo que se debe evitar es endulzar con miel, panela, azúcar integral o azúcar moreno, ya que, aunque se vean como más saludables que el azúcar refinado, siguen estando compuestos de azúcares y van a elevar la glucosa en sangre.
Además, hay que considerar que aunque los edulcorantes no nutritivos no elevan la glucosa en sangre, hay que consumirlos con moderación. Esto es debido a que algunas investigaciones sugieren que un consumo elevado puede alterar la percepción del sabor dulce, lo que provoca un mayor deseo de comer alimentos dulces.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta que hay algunos edulcorantes que pueden provocar algún tipo de malestar digestivo si se consumen en grandes cantidades como pueden ser el eritritol o xilitol.