Después de que el Gobierno haya aprobado la expropiación y el derribo del hotel del Algarrobico, en el cabo de Gata, esta mole de ladrillo será historia en cinco meses. Según informa Lorelei Esteban en el vídeo, en España hay otros muchos disparates urbanísticos que consiguen mantenerse en pie gracias a los embrollos judiciales.
La invasión del ladrillo en el medio natural protegido no se limita al Algarrobico. Aún queda en nuestro territorio otras “aberraciones urbanísticas” que son “vestigios del boom inmobiliario, mamotretos urbanísticos que se quedan aquí, a modo de esqueleto, muchas veces”, explica Luis Berraquero, portavoz de Greenpeace.
Construcciones enrocadas durante años en espacios naturales como “en Cáceres, el de Valdecañas, que está ahí en una isla, en un espacio protegido, que tiene sentencias en contra y sigue en pie”, explica Barraquero. Se trata del complejo más lujoso de Extremadura, la isla de Valdecañas, una exclusiva urbanización de chalés con campo de golf, escuela de vela y hasta playa artificial. Después de dos décadas de recursos y resoluciones hay una orden de derribo que se mantiene a la espera.
“Como el Algarrobico tenemos más casos en el Estados español que están en activo”, afirma el portavoz de Greenpeace. Por ejemplo, en Yaiza, Lanzarote, hay tres hoteles. Uno de ellos fue declarado ilegal hace décadas, pero continúa abierto al público, a pesar de que los activistas no desisten y realizan protestas continúas en sus instalaciones.
Son construcciones que permanecen a pesar de las sentencias, aunque hay otras edificaciones que han terminado siendo derribadas. “Ha habido casos en los que tanto el gobierno regional como el gobierno nacional se han puesto de acuerdo para demoler”, afirma Berraquero. Uno de ellos el Gran Hotel de Atlanterra, en la localidad gaditana de Zahara de los Atunes, un complejo de 45.000 metros cuadrados que fue construido a 100 metros del mar y que, tras 30 años de litigios fue demolido en 2002.
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