Un año con sus casas apuntaladas tras el derrumbe de un edificio en Badalona: "No tengo otra casa a donde ir"

El derrumbe de un edificio en Badalona dejó tres muertos hace un año. El ayuntamiento dijo que el colapso ocurrió por la baja calidad de los materiales. Además de ese inmueble que se hundió, otros dos resultaron seriamente dañados. Casi 40 familias sufrieron daños en sus viviendas y muchas todavía no han podido volver a casa, según informa Lorelei Esteban y Sonia Belmonte.

Solange lleva un año bajo un techo apuntalado y duerme rodeada de postes que sujetan la estructura de su habitación: “Estamos así desde hace un año. Vino un arquitecto y dijo que había que apuntalarlo sino se iba a la calle”. Ella aceptó porque no quiere irse de su casa, un piso en el que vive desde hace casi 50 años.

“Mucha gente tiene miedo y muchos se han marchado”, reconoce Solange

Los vecinos de las viviendas apuntaladas en Badalona viven con miedo y ansiedad. Y es que no son solo 40, sino que tuvieron que apuntalar por seguridad más de 300 viviendas. Los vecinos se sienten abandonados y tienen que hacerse cargo de la reforma integral de 20.000 euros por familia.

Solange ha decidido quedarse a vivir a pesar de las condiciones, pero no es el caso de todos sus vecinos. “No tengo otra casa a donde ir. Mucha gente tiene miedo y muchos se han marchado”, confiesa Solange. “Hay 37 familias desalojadas de sus viviendas, de las cuales, nueve están viviendo en pisos ofrecidos por el Ayuntamiento.

“A los vecinos no nos dan créditos en el banco porque hay gente que está pagando hipoteca", afirma una mujer

Muchas de las casas están habitadas por gente mayor que no puede hacerse cargo del coste de la reforma y tampoco tienen acceso a los préstamos. El ayuntamiento quiere que el Instituto Catalán de Finanzas les ofrezca créditos con un interés cero para recuperar sus hogares. Tras pasar un año del derrumbe, los vecinos han recordado a las tres víctimas que murieron durante el derrumbe.

“Tres personas que ya ni entrarán ni estarán en otro piso”, afirma una mujer. Al dolor se suma la incertidumbre por las ayudas que ni llegan ni se conceden. “A los vecinos no nos dan créditos en el banco porque hay gente que está pagando hipoteca y asumir las dos cosas es imposible”, añade otra mujer. Son unas reformas a las que no pueden hacer frente mientras se ven obligados a adaptarse a vivir entre puntales.

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