Hace 40 años era impensable la imagen que presenciamos hoy de la ría de Bilbao. Tras ser testigos de su agua turbia similar a la del alcantarillado y olores insoportables, la ría ha vuelto a la vida. Como informan Maialen Larrinaga, Asier Bailez y Estibaliz Galdós en el video, decenas de especies han vuelto a habitar las aguas de la ría bilbaína que desemboca en el Cantábrico.
Ha pasado casi un lustro desde que la ría experimentó una contaminación total. El vertido de residuos urbanos e industriales en el agua provocó que la flora y la fauna desapareciesen, como explica Pedro Barriero, gerente del Consorcio de Aguas de Bilbao: “Tenía 0% de oxígeno y por lo tanto era imposible que ningún tipo de vida pudiera desarrollarse”.
Tras la contaminación que experimentó la ría, se desarrolló en los años 80 un plan de regeneración ambiental. Este ha sido el encargado de devolverle la vida a la desembocadura de los ríos Nervión e Ibaizábal en el golfo de Vizcaya. A día de hoy, como comenta Barriero, “en toda la ría hay vida piscícola sin ningún tipo de problema”.
Hasta 57 especies ocupan sus aguas actualmente. “El tipo de especies varía un poco en función del lugar de la ría donde están. Cuando hay marea baja, hasta las truchas pueden llegar hacia otra ría”, expone el gerente. Pescadores como Alfonso salen a cazar a menudo en la desembocadura, donde presencian numerosas especies distintas: “Anguilas, mojarras, doradas, salmonetes, corvinas”, pero lo que más abunda en la zona según Javier, otro pescador, son las lubinas. Tanto ellos como los propios bilbaínos disfrutan ya de una calidad de agua excepcional tras “devolver la vida a una cloaca navegable”.
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