Tatuarse se ha convertido en un proceso de lo más común en España. Uno de cada tres españoles de entre 20 y 40 años tiene algún tatuaje, pero hay que tener mucho cuidado a la hora de seleccionar la clínica para realizarlos. Muchos de los materiales e ingredientes de las tintas no cumplen con la normativa establecida, por lo que Sanidad está intentando reforzar el control. Aún así, muchos tatuadores se muestran indignados al percibir una desigualdad de control entre Europa y España, tal y como informa Ana Martín.
Numerosos tatuadores denuncian la desigualdad entre la normativa europea y española. Exigen tener las mismas condiciones para explotar su imaginación y talento al cien por cien. El problema está enfocado en la homologación de los pigmentos utilizados y el proceso de dicha homologación. "La triste realidad de España es que yo no pueda tatuar un cliente mío con cierto pigmento y, sin embargo, en Alemania con ese nuevo pigmento si pueda tatuarlo", expresa indignada una tatuadora. El proceso de homologación en España, además de lento, es muy costoso y se exige una autorización previa antes de que salgan al mercado. "No podemos consentir que tintas que están homologadas en más de 100 países casualmente en España no", declara un tatuador.
El Reglamento 2020/2081 es el que actualmente está vigente y por el que se rige Europa. Esta normativa entró en vigor en el año 2022 y estableció la prohibición de más de 4.000 sustancias utilizadas en tintas para tatuajes o maquillaje permanente. Muchas de estas sustancias estaban clasificadas como cancerígenas, irritantes, sensibilizantes y tóxicas. Numerosos pigmentos han sido limitados y es obligatoria su homologación.
En un mercado que está en auge y no para de crecer, los profesionales en España ven limitado su trabajo, su talento y sus dotes.
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