Tratar la depresión sin fármacos ya es posible. El Hospital Gregorio Marañón de Madrid trabaja con una técnica muy novedosa que actúa sobre los circuitos neuronales. Consiste en utilizar la estimulación magnética transcraneal y no es nada invasiva. Así nos lo cuenta Gabriel, de 49 años, quien tiene depresión crónica resistente y uno de los pacientes en esta terapia.
La terapia personalizada comienza así. "Lo primero que hacemos es poner un gorro de piscina donde hemos marcado las características de la cabeza del paciente y, en esos putos, haremos la estimulación", describe Julio Prieto, jefe de Neurofisiología en el hospital. Y es que cada cabeza es distinta, por lo que es clave estimular unos puntos y no otros. “Lo que estás haciendo es aumentar la excitabilidad de las neuronas”, explica.
Gabriel Ares es uno de los pacientes que ha probado la estimulación magnética transcraneal para tratar la depresión: "Los fármacos no eran efectivos y me recomendaron este tratamiento". En esta terapia, una bobina lanza pequeños estímulos magnéticos a una zona concreta de la corteza cerebral, por lo que es importante no moverse. “Se nota un pequeño golpeteo como si fuese una resonancia”, sostiene el médico. Se necesitan varias sesiones para que la técnica sea efectiva. A Gabriel, esta terapia le cambió la vida. “Fue un antes y un después”, confiesa.
Él lleva tres años acudiendo al centro hospitalario. Al principio, fue a diario y ahora es cada semana o cada mes, según como esté. La constancia es importante y Gabriel lo tiene claro: “Me va estupendamente. Tienes metas y vuelves a tener alegría”. El Hospital Gregorio Marañón fue pionero en utilizar esta técnica. Ahora, tratan a unos 10 pacientes al día y no solo de depresión. "Ya la voz en el teléfono se le nota cuando no se encuentra bien y le intentamos hacer un hueco", sostiene Maite Labrador, enfermera, sobre Gabriel. Esta terapia está en auge por su efectividad y sus mínimos efectos secundarios y en países como Estados Unidos llevan más de 10 años usándolo.
Se basa en un procedimiento que utiliza campos magnéticos para estimular las células nerviosas en el cerebro para mejorar los síntomas de la depresión. La Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó su uso para tratar otras enfermedades como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), las migrañas y para ayudar a las personas a dejar de fumar cuando los tratamientos convencionales no son eficaces.
Durante la sesión, se coloca una bobina electromagnética sobre el cuero cabelludo de la cabeza. La bobina emite pulsos magnéticos que estimulan las células nerviosas en la región del cerebro que controla el estado de ánimo y la depresión. El objetivo es activar las regiones del cerebro que tienen una menor actividad durante la depresión.
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