Con el comienzo de julio, las playas empiezan a llenarse por la inminente llegada del calor. Una suerte que no todos pueden disfrutar, sobre todo si destacamos esas profesiones donde las altas temperaturas acompañan durante todo el día, según informa Antonio Lasso y Ana Martín. Es lo que le ocurre a personas como Ismael Hocete, churrero. Y es que este año, a diferencia de otros, notaremos entre dos o tres grados más mientras seguimos superando los propios récords del país.
“Estamos a 230/250 de la temperatura del aceite más el ambiente, no quiero ni hacer cuentas”. Y por eso, su jornada termina a las 12 del mediodía, cuando Paco Hueso tiene su asador a pleno rendimiento. “Son trabajos que son de sudar y de pasarlo mal en verano”, confiesa Paco Hueso, quien lleva 40 años en el negocio. Su único remedio es estar muy bien hidratado y contar los días para que pase la época estival.
El calor ya se hace un hueco en nuestro día a día y en muchas profesiones esto se traduce en una verdadera tortura. “Al estar con varios hornos que llegan a 1.000 grados, es tener calor incluso bajo techo”, reconoce José María Rueda, del taller de Cerámica Artística Cano. Ahí las tardes son agónicas.
En esta época del año, Rueda tiene más demanda por los turistas: “Te tienes que aguantar, sudar y seguir para adelante”. Y, aunque caiga el sol, hay en lugares como la panadería de Eduardo Vilchez en las que no se nota la diferencia. “Abrimos y salen 200 grados de temperatura. De por sí ya hace calor y así estamos toda la noche”. Ni los ventiladores pueden aliviar toda la vida entre estos hornos de las personas que esperan ansiosas poder decir adiós al verano.
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