Los dos espeleólogos rescatados ayer de una cueva en Soba (Cantabria) ya están en casa. La pareja estuvo 48 horas en una de las galerías secundarias que no tenía salida. Ambos decidieron sentarse a esperar a los servicios de Emergencia como establece el protocolo. Un rescate difícil y con final feliz después de que salieran ilesos del suceso, según informa Cristina Herráez.
Paloma Bombín y Alfonso Urrutia salieron de la cueva por su propio pie y con una sonrisa en la cara. Tras más de 24 horas de búsqueda, los equipos de rescate -más de 60 efectivos desplegados- ya habían agotado casi todas las zonas a inspeccionar en la cueva de Garmaciega-Sima del Sombrero. Hasta que los encontraron.
Ambos avisaron a un amigo de sus planes, pero no hay constancia de que hicieran lo mismo con el 112. “Tuvieron muy buena actuación, aunque el hecho objetivo es que no avisaron al 112, un trámite obligatorio para entrar en cualquier cueva de la región desde 2017. Si nos fijamos en las tasas del Gobierno de Cantabria, observamos cómo la primera hora del helicóptero y las sucesivas cuestan 1.900 euros. Los servicios de Emergencia 113 euros y después 57.
En esta ocasión, los espeleólogos que entran a realizar el rescate: las seis primeras horas se cobran a 569 euros y cada hora adicional a 114. Fuentes del 112 han confirmado a Noticias Cuatro que todos estuvieron trabajando durante 40 horas, por lo que la factura asciende a 4.217 euros. En teoría, te toca a pagar tu propio rescate cuando has cometido una imprudencia “flagrante” y este no sería el caso. Cantabria de momento nunca ha sancionado a ningún rescatado.
Abrazos y felicidad. Esta fue la escena que se produjo ayer cuando Alfonso y Paloma salieron de la cueva en la que habían estado atrapados dos días. En este rescate -en el que participó la Unidad Militar de Emergencias- ya no quedaban muchas opciones sobre dónde se encontraban la pareja. “Nosotros hemos entrado por unas zonas menos lógicas que es al final donde han aparecido ellos”, explica una de las personas que participó en la búsqueda.
“Iba un compañero tocando el silbato y escuché el nombre de una mujer. Estaban 20 metros por encima de nosotros y estaban muy tranquilos, bien equipados y habían podido comer y descansar un poco. Estaban mejor de lo que cabía esperar”, aseguran desde el equipo de rescate. Alfonso Urrutia, un salmantino experto en trabajos verticales en edificios, realizó sus primeras declaraciones con tranquilidad y asegurando que "no podían encontrar el camino de vuelta". Paloma, profesora de Formación Profesional, fue más esquiva con los medios.
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