Hace cinco meses, el Ayuntamiento de Madrid presentó la Patrulla Antigrafiti para hacer frente a las pintadas. Según informa Sandra Mir en Noticias Cuatro, para el ayuntamiento de Madrid un espray de grafiti es un arma que ensucia la ciudad. Por ello, han incrementado en 6 millones de euros el presupuesto para luchar contra los grafitis y se han limpiado ya unos 700.000 metros cuadrados de fachadas.
María Luisa es Jefa Comisaria de Urbanismo y muestra al equipo de los informativos un mural protegido, que es una obra de arte vandalizada. Ella explica: “Los grafitis son de diferentes autores. Cada uno va a ver quién lo hace más difícil, quién lo hace más alto. Estropear lo que era el dibujo”.
Pintar un grafiti supone un delito y conlleva multas de más de 3.000 euros. María Luisa comenta: “Lo que está autorizado no es como un grafiti para ellos”. La Policía Municipal de Madrid mapea en las calles los grafitis y en la mesa inician la investigación.
En la oficina trabajan 39 efectivos de la Policía Municipal para saber de quién es la autoridad de esos grafitis. Israel, uno de los efectivos, muestra una escena en la que los han pillado infraganti. Él comenta: “Aquí prácticamente no hay preparación, simplemente es una forma de bombardear la zona según van saliendo de fiesta”.
Israel muestra otro vídeo de ejemplo y cuenta: “En este caso están tapando las propias firmas de sus compañeros. Uno de los dos está dejando su firma propia arriba para indicar que estaba acompañando a quién lo pintó. Es un vomitado muy rápido”. Añade que el “vomitado” es conocido entre los grafiteros como “throw-ups” y la actividad no suele tardar entre tres y seis minutos.
La intención de todos los grafiteros es darse gran publicidad. Israel cuenta: “El reto está en que, al no estar autorizado por la propiedad, les genera adrenalina el hecho de hacerlo”. Añade que en función del inicio y del final del trazo pueden determinar si es zurdo o diestro, e incluso la altura de la propia persona.
Israel expone: “Los grafiteros son auténticos escaladores, muchas veces con la técnica del descuelgue consiguen llegar a sitios de difícil acceso”. Respecto a la diferencia entre un grafiti y el arte urbano, Israel dice que es la autorización. La Patrulla Antigrafitis lleva cinco meses trabajando, en los que ha logrado identificar a 273 personas y han abierto 109 expedientes. Además, ahora tienen a 34 jóvenes bajo su punto de mira.
En Washington (Estados Unidos) han “declarado la guerra” contra los grafitis. son uno de los problemas que más afectan a la imagen de la ciudad. Mediante unos drones pueden detectar las pintadas ilegales en zonas de difícil acceso, como azoteas o techos, y una vez las localizan tienen la capacidad de borrarlo y dejarlo limpio.