A Marta le diagnosticaron Párkinson con tan solo 32 años. Ella cuenta su historia desde una sala de fisioterapia donde los pacientes son mayores de 60. “He sufrido psicológicamente mucho”, confiesa. Y es que esta enfermedad también puede afectar a personas jóvenes, según informa en el vídeo Lorelei Esteban. Gracias a los avances de la medicina, pudo cumplir su sueño: ser madre.
“Era muy raro ver a una mujer joven con Párkinson”, reconoce Marta. Ella ahora tiene 43, pero los síntomas comenzaron hace 11 años. “Había síntomas que yo no los asociaba como dormir poco, estar muy cansada y las pérdidas de memoria”, añade en el Día Mundial de esta enfermedad.
La vida de Marta dio un giro cuando le llegó un diagnóstico que le cambió la vida: tenía Párkinson. La noticia le llegó con tan solo 32 años, un año después de aparecer los síntomas. “Cuando cogía los cubiertos se movían mucho y decía ‘Qué raro’, porque la mano ya era así, luego ya fue con el pie”, apunta.
Los temblores, los espasmos y la rigidez se convirtieron en parte de su rutina durante todo un año entero. Pero decidió esconderlo porque le daba vergüenza. “Era como algo que yo no quería reconocer”, destaca. Después, dejó de poder hacer gestos cotidianos. “Lo que es batir un huevo, dar la vuelta a la tortilla, peinarme y hacer la cama es imposible”, recalca.
A pesar de tener que adaptarse a su nueva vida, Marta no dudó en perseguir su sueño de querer ser madre. “Fue bastante duro”, subraya antes de explicar el recorrido tan complicado que tuvo que realizar para conseguir este reto. “Salió un niño sanísimo, precioso y es lo mejor que me ha pasado”, dice.
Marta necesitó bastante tiempo para darse cuenta de que ocultar la enfermedad no era la solución. “Ha sido muy difícil llegar hasta el momento en el que estoy ahora”, apunta. Un ejemplo de constancia y superación que muestran que perseguir los sueños y buscar ayuda son dos temas clave para superar nuestros temores.