No todos los alimentos son buenos para combinarlos con las pastillas de la tensión o del colesterol. Las farmacias gallegas alertan de que no todo vale cuando se pauta un tratamiento. Hay ciertos alimentos que interfieren en la eficacia de la medicación. Según informa en el vídeo Laura Queijeiro, una campaña del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña (COFC) pone el foco en la interacción entre medicamentos y alimentos. Han lanzado el lema “Tu medicación. Un ingrediente a tener en cuenta en tu alimentación”.
La carne a la brasa no debería ser mezclada con ibuprofeno, Paula Briones, vocal de alimentación del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña comenta que el proceso culinario de asar un alimento a la brasa desprende una serie de hidrocarburos que interfieren en el metabolismo del ibuprofeno, por lo que la acción del ibuprofeno puede disminuir un poco.
Algunos alimentos ricos en potasio como el plátano o los kiwis no deberían tomarse juntamente con el enalapril, ya que favorecen a que la tensión aumente. Aquellos pacientes que tomen digoxina para el corazón tampoco deben abusar de alimentos con mucha fibra como el tomate o el brócoli. El zumo de pomelo es incompatible con cualquier medicamento.
Los farmacéuticos recuerdan a través de unos vídeos otras combinaciones que no son buenas para la salud como los quesos curados con antiparkinsonianos, o escabeches con antidepresivos, o desayunar al tomar levotiroxina. Los complementos vitamínicos o los tratamientos a base de plantas puede afectar a la medicación.
Paula Briones cuenta que en determinados casos las interacciones influyen en la absorción del medicamento, en otros en el propio metabolismo, puede potenciar el efecto de ese fármaco o incluso potenciarlo. Esto supone que el fármaco funcione peor o que aumente su potencia hasta llegar a concentraciones tóxicas.
Una chica en la calle comenta que sabe que no deben mezclarse los antibióticos con el alcohol, pero que no sabría decir ninguna combinación perjudicial entre medicamentos y alimentos. Un hombre en un restaurante dice que mezclan de todo sin pensar. Por lo que el objetivo final de esta campaña es que los pacientes salgan de la farmacia con su medicación y teniendo claro cómo tomarla.
Según la web oficial de la Generalitat de Cataluña, existen tres grandes categorías de interacciones entre alimentos y medicamentos: las interacciones fisicoquímicas, aquellas que se producen sin que intervengan procesos fisiológicos del organismo, como la presencia de algunos líquidos que dificultan la absorción del medicamento.
Otro tipo de interacciones son las farmacocinéticas, aquellas en las que el alimento provoca un cambio en la concentración del fármaco en el organismo. De esta manera la eficacia puede aumentar, disminuir o retrasarse. Algunos alimentos ácidos pueden modificar nuestro pH y afectar a la absorción.
El último tipo de interacciones son las farmacodinámicas, aquellas que afectan directamente al efecto del fármaco y pueden potenciar su acción, disminuirla o inhibirla. Estas son poco frecuentes, pero pueden darse en el caso de juntar sal con antihipertensivos o al consumir alcohol y fármacos que afectan al sistema nervioso central.