La punta de la crecida del Ebro llega a Zaragoza. A pesar de que se han inundado varias zonas cercanas al río, los ciudadanos respiran tranquilos. “Las previsiones se están cumpliendo”, destaca Tomasa Hernández, consejera de Presidencia, Interior y Cultura del Gobierno de Aragón. Una buena noticia para la comunidad aragonesa tras alcanzar el caudal los 2.000 metros cúbicos por segundo en algunas zonas.
Las imágenes desde arriba muestran los estragos de la punta de la crecida en Zaragoza. Muchos estaban pendientes del nivel que alcanzaba el agua por temor a los daños. “Como subiese más, sacaba los coches”, dice uno de los vecinos.
Los datos alcanzados durante esta crecida en Zaragoza están muy lejos de los datos de la riada de diciembre de 2021, cuando las inundaciones sí causaron estragos en Navarra y Aragón. Pese a que han llegado a inundarse algunas zonas, el río comienza a volver a la normalidad. “Ya está en descenso”, dice Miguel Ángel Clavero, Director General de Interior y Emergencias.
El caudal, a su paso por la capital aragonesa, ha alcanzado los 1.650 metros cúbicos por segundo, lo que se ajusta a lo esperado. “Se va revisando todo para ver cómo va el cauce”, señala uno de los bomberos. El puesto de mando avanzado y la UME se trasladan ahora a la Rivera baja para prestar apoyo y soporte ante cualquier incidencia que produzca la crecida.
La consejera de Presidencia, Interior y Cultura, Tomasa Hernández, ha informado que no han ocurrido “incidencias graves” y que durante las próximas horas se tomarán preocupaciones en la zona de la Ribera Baja: “La situación está muy controlada, ha sido una crecida en el límite entre lo ordinario y lo extraordinario”.
Se mantiene activado la fase de Emergencia nivel dos con el objetivo de que haya coordinación entre los medios y se informe de manera puntual a los vecinos de la Ribera Baja. Miguel Ángel Clavero ha precisado que el operativo está integrado por unos 50 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), a los que se suman bomberos de la Diputación de Zaragoza y técnicos y voluntarios de Protección Civil.
Según informa la Confederación Hidrográfica del Ebro, una vez que alcance Gelsa el caudal será posteriormente absorbido por el embalse de Mequinenza que, junto con Ribarroja y Flix, están laminando el episodio y manteniendo en el bajo Ebro un caudal estabilizado en unos 900 m³/s.
Desde el Organismo de cuenca han resaltado el papel de los embalses antes y durante este episodio de aumento del caudal, ya que han sido capaces de reducir los caudales máximos aguas abajo de los mismos y aminorar las posibles afecciones.