Las restricciones por la sequía ya son parte de la rutina de los que viven en Cataluña, sobre todo tras entrar en la fase de emergencia. Las soluciones ingeniosas siguen apareciendo para hacerle frente al verano. Así lo hacen los hosteleros de Lloret del Mar, donde han pensado en comprar desalinizadoras para rellenar las piscinas. En cambio, las floristerías comienzan a estar afectadas por estas nuevas medidas.
"En todo lo que es planta exterior, que es a lo que me he dedicado toda la vida, ya hemos empezado a notar la bajada de las ventas”, señala María Rosa, florista. Y es que la gente ya no compra flores porque no pueden regarlas. El objetivo ahora es superar el reto de ahorrar agua, sobre todo en Barcelona.
Las floristerías comienzan a ver las consecuencias del decreto de la sequía. “Si antes cultivaban 10.000 geranios, ahora son 5.000”, explica María Rosa. Una situación similar a la que ocurre en un vivero de Barcelona, donde pronto dejarán de salir los números. “Desde el momento en el que no podamos regar, el cliente no vendrá a buscar la planta y hará que no podamos comprar ni vender”, recalcan desde el lugar.
Esto no es la primera ver que ocurre. La sequía de 2008 se llevó a tres de cada 10 empresas y un recorte en la facturación del 50%. “La supervivencia de la empresa está en juego y en ese sentido pedimos a la administración que habilite Ertos a las compañías por causa mayor para poder subsistir”, añaden. De momento, los negocios como el de María Rosa tendrán que esperar la llegada de esas soluciones.