La localidad de Barbate sigue conmocionada por la muerte de los dos guardias civiles. La narcolancha de 14 metros, que acabó con la vida de los dos agentes que iban en una zodiac pequeña, sigue en el puerto a la espera de la decisión del juez. Estas planeadoras llevan prohibidas desde 2018 por lo que, durante las operaciones, aguardan en alta mar. La madre de Miguel Ángel -una de las víctimas- pide más medios para que no se vuelva a repetir esta tragedia.
El negocio de la droga lleva todo un operativo logístico detrás bien preparado. No se deja ningún cabo suelto durante las operaciones. Pero con lo ocurrido el pasado viernes, todo ha cambiado. “Se ha cruzado la línea roja porque han asesinado a dos agentes. Si no se toman medidas y no se recorta el espacio al narco, seguirá avanzando”, destaca Nacho Carretero, especialista en narcotráfico.
Las narcolanchas llevan a bordo los paquetes marrones, conocidos como ‘los fardos’, comida, bidones de gasolina e incluso sombrillas. En las descargas de las drogas, hay decenas de implicados que el equipo de Noticias Cuatro ha analizado para conocer cuál es su misión. El piloto es la persona que consigue cerca de 50.000 euros por entrega.
El ‘Garantía’ es una especie de notario enviado por los distribuidores marroquís para que den fe de la entrega. Gana 10.000 euros, un precio que también obtiene el ‘Marinero’ o Charcota, que es el escalón más bajo. “Estamos hablando de las personas que se ubican alrededor del alijo para detectar cualquier movimiento nuestro”, explica Lisardo Capote, jefe de vigilancia en la aduanera.
Un apoyo fundamental para las narcolanchas son los ‘Petaqueros’, aquellos que hacen llegar el combustible o la comida a las narcolanchas. Y es que este tipo de embarcaciones no sale a alta mar con todos estos productos, sino que lo reciben de estas personas.
Algunos 'Petaqueros' se dedican a comprar. Otros, a llevarlo a alta mar. Su sueldo es mucho inferior a los otros involucrados en las operaciones de la droga por el riesgo al que se someten, ya que es mucho menor. Ellos no llegan a tocar la droga en ningún momento.