Los drones han cambiado la dinámica de la guerra de la misma forma que ocurrió con la invención de la ametralladora o el carro de combustible. Así lo hemos visto en el caso del líder de Hamás, Yahya Sinwar, quien fue detectado por este aparato. O en el caso de un militar ruso que suplicó por su vida. Y es que se han convertido en armas letales por su tecnología, su pequeño tamaño y su precio, según informa Diego Arce.
Entre los mejores ejemplos está el Global Hawk, el mayor dron espía de Estados Unidos. Es capaz de sobrevolar Ucrania y ser tripulado desde Texas. Captura imágenes a tiempo real y va armado. O el dron británico, que puede destruir y atacar bases, convoyes y humanos.
Los drones son cada vez más pequeños con el objetivo de adentrarse sigilosamente en líneas enemigas. Pueden actuar por sí solos y estar programados para reconocer caras. Lo más económico es dispararlos, pero no siempre cumplen su función. En algunas ocasiones, los posibles objetivos usan mantas eléctricas para no ser detectados por la cámara térmica.
También pueden confundirse con maniquíes usados como cebo. Eso sí, la prueba de que el uso de los drones cobra importancia es que ya hay una compañía ucraniana que los fabrica de manera inédita. El pasado mes de agosto, el primer ministro de Ucrania, Denis Shmigal, anunció la asignación de 525 millones de euros para la compra de estos vehículos aéreos no tripulados.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ordenó hace meses la creación de la Fuerza de Sistemas no Tripulados, una división dentro del Ejército encargada de controlar estas capacidades. "Ucrania es el primer país del mundo en completar su formación. La guerra moderna es imposible sin un poderoso ejército de drones que opere eficientemente e interactúe con otros tipos de Ejército", subrayó. Y es que estos aparatos han cambiado la forma de actuar en las guerras.
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