Las autoridades alemanas han detenido a un hombre tras comprar motores y otros componentes de drones recreativos en su país. Los agentes sospechan que el detenido era simpatizante de Hezbolá y que los productos comprados en tiendas europeas iban a servir para cometer atentados terroristas por parte de Hamás, que continúa con su guerra contra Israel.
Este hombre compraba motores y materiales que son perfectamente legales en suelo español, ya que se le considera tecnología de "doble uso". Es decir, tecnología que se vende en el mercado civil -e incluso recreativo- pero que podría tener aplicaciones terroristas.
Estos aparatos tecnológicos se pueden comprar en suelo de la Unión Europea, pero no se pueden exportar. Y mucho menos a países que tienen embargos comerciales como, por ejemplo, Irán. Hablaríamos de los drones que se están usando ahora en Ucrania para matar objetivos a distancia o de tecnologías de seguridad como el reconocimiento facial de móviles. Ahora, en el caso de los móviles, se están utilizando para detectar a infiltrados rusos en las filas de los ucranianos. Le hacen una foto a los soldados, usan el reconocimiento facial y revisan toda la red para ver si su identidad concuerda con la identidad digital o no.
Aunque no es el único ejemplo. El más importante se dio hace más de 20 años, cuando Sony sacó la PlayStation 2. Era tan potente que Japón tenía miedo de exportarla para que no cayera en manos del régimen del entonces dictador Sadam Hussein y que lo usara en sus chips en aplicaciones guiadas. Hace mucho menos, el Ejército de Estados Unidos tuvo que restringir el uso de pulseras deportivas. Hacían su ruta, la subían a la red, y resulta que corrían por medio de instalaciones secretas ubicadas en algún punto de Afganistán que se ponía al descubierto.
En España, esto se regula de la misma forma que en el resto de la Unión Europea. Hay un listado de materiales que se consideran de doble uso, y su exportación está controlada. Pasa un poco como los precursores de drogas. En el caso de los fertilizantes, pueden servir para la tierra o para preparar explosivos. Pero no siempre está claro.
Hace cuatro años la Policía Nacional detuvo a los responsables de una empresa de Alicante por vender unos sistemas de seguimiento a Pakistán y que podían usarse para guiar sus misiles. Ahora, la causa ha sido archivada porque esa tecnología en concreto no estaba recogida en la legislación española.
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