La convención de los demócratas en Chicago se cerró este pasado jueves con el discurso de Kamala Harris, su candidata a la Casa Blanca y actual vicepresidenta del país. Sus seguidores viven un momento de euforia impulsados por la retirada de Joe Biden aunque el escenario sigue abierto y nada está decidido hasta las elecciones del próximo 5 de noviembre, según informa Mamen Sala desde Nueva York.
Los discursos y la puesta en escena en la localidad más poblada de Illinois han sido todo un espectáculo político que ha servido de plataforma de lanzamiento para Harris, apelando a las emociones de los votantes y al contraste con la campaña agria y polarizadora de Donald Trump.
Sin embargo, ahora tiene por delante una auténtica prueba de fuego tras sus discretas apariciones durante el último mandato. Se trata de un cara a cara, el próximo 10 de septiembre en Filadelfia, con el candidato republicano, quien lleva semanas afilando su potente artillería dialéctica.
"Acepto vuestra nominación para ser la presidenta de Estados Unidos", aseguraba Kamala Harris después de cuatro días donde fue el centro de atención de una fiesta multitudinaria. Un espectáculo con mensajes solemnes, destaca Almudena Gómez.
"Podemos estar a la altura de nuestra orgullosa herencia como una nación de inmigrantes", subrayaba la vicepresidenta en una convención con el clarísimo mantra de 'Todos somos Kamala', desde el saliente Biden hasta los Clinton.
Con duras protestas fuera del recinto por el conflicto bélico en la Franja de Gaza, respondidas dentro por la demócrata: "El presidente Biden y yo estamos trabajando para terminar con esta guerra".
Familiares sobre el escenario y la otra familia, la política, dejando grandes herencias, como el potente eslogan de Barack Obama: "Yes, she can". Para él y para su mujer, Michelle, fue la gran ovación del encuentro.
Incisiva, brillante e irónica, la ex primera dama preguntaba "¿quién va a decirle (a Trump) que el trabajo que él quiere hacer puede ser uno de esos trabajos para negros?".
Finalizaban cuatro días de show en los que hubo salas exclusivas para los influencers, un trato especial a los más de 200 acreditados, porque ellos, resalta el equipo de la nominada, son los aliados, no como la prensa tradicional. A ésta no hace caso desde que relevó a Biden. Ni una entrevista ni ruedas de prensa ya que, indican, no son necesarias.
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