Las aguas del río Kutuk en Alaska (Estados Unidos) se están volviendo de un color naranja en los últimos años. Según informa Irene Fernández en Noticias Cuatro, el fenómeno está afectando a 70 ríos de la zona del Ártico y es debido al permafrost, la capa de hielo permanente, que se está derritiendo. Las imágenes de estos ríos son similares a las que vieron en el Río Tinto en Huelva, pero en ese caso se debe a la explotación minera.
Nahúm Méndez, geólogo y divulgador, explica: “En este caso es un fenómeno totalmente ‘natural’, aunque en este caso está relacionado con el calentamiento global”. Este hecho fue descubierto por unos científicos de la Universidad de California Davis, que trabajan en estos ríos desde hace años.
En 2018 empezaron los científicos empezaron a registrar estos cambios de color. Uno de ellos comenta: “Enseguida nos dimos cuenta de que no iba a ocurrir solo ese año”. La situación ha llegado a tal punto, que los ríos anaranjados ya se ven desde el espacio y la causa es la misma en todos.
Nahúm Méndez afirma: “Un efecto más de los que tiene el calentamiento global. En este caso, la fusión del permafrost”. El hielo se derrite y los ríos se oxidan con los metales que se filtran. Nahúm Méndez cuenta: “Cuando estaban en el hielo, digamos que estaban en una jaula, pero cuando el hielo se transforma en agua empieza a liberar esos elementos”. Sobre todo, se libera hierro, pero no solo es eso.
Nahúm Méndez expone: “Los sulfatos, el aluminio, el manganeso. Obviamente tiene una afectación sobre la vida que hay en el agua.”. Estos elementos acidifican las aguas y es tóxico para los peces y todo el ecosistema Ártico, también para lo humanos. Nahúm Méndez dice: “Cuando tú cambias la química de un río, la fauna que está dentro se ve afectada. Hay gente que pesca en los ríos, esos peces se consumen”.
Nahúm Méndez habla de otras posibles zonas donde podría darse la misma situación: “En zonas muy frías donde existe el permafrost”. Debido al ritmo que lleva el calentamiento global, no es una opción descartable. Davis Brett Poulin, profesor de la Universidad de California Davis, asegura que las vertientes hídricas de la zona han visto un incremento exponencial de metales tóxicos, como zinc, cobre, níquel y plomo.
Davis Brett Poulin explica: “Estos metales son tóxicos para los peces y esto puede tener un impacto negativo en la salud del ecosistema acuático, lo cual de paso deteriora la calidad del agua que es importante para las comunidades rurales locales que dependen del agua potable y la pesca sostenible”.
David Brett Poulin comenta: “Si el derretimiento del permafrost es el principal mecanismo que permite que esto ocurra, donde sea que haya lugares con este tipo de depósitos minerales existirá el potencial de que este drenaje de roca ácida logre alcanzar los arroyos y ríos”. Por ello, los investigadores se centran en entender las causas de la oxidación, especialmente para saber si se va a presentar en otros lugares.