El próximo domingo 18 de febrero se celebran elecciones en Galicia. Unos comicios en los que va a ser clave el voto exterior, el de medio millón de gallegos que viven fuera de España. Para todos ellos, votar esta vez será más fácil ya que se elimina el voto rogado.
Actualmente hay casi medio millón de gallegos residentes en el extranjero con voz y voto en las elecciones autonómicas. Para ellos, votar esta vez será más fácil gracias a la eliminación del voto rogado. Desde Múnich viaja el voto de Berta, gallega que lleva 13 años viviendo en Alemania: “Me siento más unida al país cuando tengo ese derecho de voto”.
Más de 10.000 kilómetros recorre el voto de Josefa, nacida en Fisterra, pero residente en Argentina desde niña, “el acto de poner un voto, sea el que sea, es un acto de dignidad, de decir: soy esto”.
El peso de los votos de los residentes en el extranjero es tal que “podemos hablar de manera coloquial de la quinta provincia. Estamos colocando incluso, en peso de población, por encima de Ourense o de Lugo. Ese es el peso que tiene el voto exterior en estas elecciones”, explica Diego Mo, profesor de Ciencia Política en la USC.
El voto de los emigrantes gallegos representa casi el 18% del censo total, sin embargo, su participación fue mínima en otras citas electorales. “Desde el año 2005-2009, con la entrada del voto rogado, ese peso ha ido decreciendo de manera muy brusca. Estamos hablando de que en el año 2005 representaba en torno al 30%, en el año 2009 bajó al 20% y con la entrada del voto rogado se ha desplomado en torno al 5% y en el 2020 ha sido del 1,2%”, dice.
Estas serán las primeras autonómicas en 12 años sin voto rogado. Los trámites para votar son más simples y en el caso de que se diera un resultado ajustado, los emigrantes podrían ser decisivos.
“Todo va a depender de una cosa. Y es del último escaño, de la diferencia en la disputa del último escaño en cada una de las provincias. Ahí es donde puede haber algún tipo de movimiento o cambio”, explica el profesor universitario Diego Mo.
El recuento del voto exterior se iniciará una semana después de las votaciones del 18 de febrero.
El voto rogado entró en vigor en 2011, tras la acumulación de denuncias de irregularidades con el voto de los emigrados, especialmente en comicios gallegos. Entonces los principales partidos pactaron un sistema que obliga a los inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) a pedir el voto con antelación para poder ejercer el sufragio.
Ese sistema del voto rogado, acordado por PP, PSOE, PNV y CiU, acabó de un plumazo con las sospechas de fraude, pero también provocó el desplome de la participación electoral desde el extranjero. Con el paso de los años, hasta los impulsores de aquella reforma se fueron arrepintiendo y abogaron por dar marcha atrás.