‘Elogio del maquillaje’ es el último cuadro autentificado de uno de los maestros del impresionismo: Edgar Degas. Este cuadro estaba desaparecido hasta que, hace tres años, una persona lo compró en Internet por 926 euros. Los expertos señalan que podría llegar a valer 12 millones, según informa Cristina Herráez.
La obra del pintor francés, Edgar Degas, llevaba décadas desaparecida hasta que su actual propietario, un coleccionista particular de Barcelona, lo adquirió por menos de 1.000 euros en un portal online. Aunque todavía no se sabe lo que va a ocurrir ahora, todo apunta a que tendrá un final feliz para el dueño del cuadro.
Tras estar desaparecida un tiempo, su anterior dueño lo anunció en Internet sin dar credibilidad al verdadero autor, el pintor francés. El nuevo propietario quiso confirmar la procedencia del cuadro y contó con el experto Michel Schulman para verificar que no era una copia. "La autentificación de esta obra llega tras un exhaustivo análisis de pigmentos, un minucioso estudio llevado a cabo con rayos X y fotografías, entre otras técnicas", explicó Michel Schulman.
Es un ejemplo más de las obras dormidas o sleepers. "Puedes encontrarla, pero luego tienes que estar preparado para desembolsar lo que llevan estos estudios", explica Carmen Corbera, creadora del podcast @elmundodelartepod. Y es que obtener un veredicto se vuelve un trabajo muy costoso. "A veces suelen aparecer esta especie de cisnes blancos dentro del mundo del coleccionismo y la verdadera dificultad es verificarlos", indica Ximo Lizana, profesor de la Universidad Europea. Esta semana, se ha presentado este cuadro como una de las obras raras de Edgar Degas conservadas en España.
La obra es una escena de burdel, un tema clave en las obras de Degas, quien dibujó muchos desnudos “en lugares que conocía bien”. “Degas solía trabajar cuadros a partir de una escena o personaje de otra obra anterior", describió el experto. La historia de este cuadro comienza en 1887, cuando el acuarelista e ilustrador, Julián Bastinos, lo compró. Tras su fallecimiento en 1918, el pastel regresó a España gracias a su hermano Antonio, pero en 1934 fue incautado poco antes de la Guerra Civil.
Después, estuvo durante un tiempo en el Monasterio de Pedrales (Barcelona) y al año siguiente fue adquirida por Joan Llonch Salas, presidente del Banco de Sabadell y de la Academia de Bellas Artes de Sabadell. Desde entonces, permaneció en la familia hasta que lo adquirió el actual propietario. El cuadro fue presentado por primera vez al público en 1952, en la sala Gaspar de Barcelona.