Entre Andrea y Jesús la química desde fuera parecía instantánea, pero había distintos aspectos que hicieron que Andrea se lo pensase más que Jesús a la hora de decidir si quería una segunda cita o no. Siendo él argentino, uno de los temas en la mesa fue el amor en su país por Leo Messi, algo que Andrea reconocía no entender del todo.
Andrea había preguntado a Jesús por sus aficiones y entre ellas estaba el fútbol. Ella rápidamente le clasificó en "el típico cliché argentino". "A mí Messi ni me va ni me viene. Es un hombre que aporta felicidad a muchas personas y memes, pero a mí ese señor no me aporta mucho", expresó Andrea.
Para Jesús era todo lo contrario: "Para mí es como de mi familia. De hecho todos en Argentina le llamamos Leo, no Messi". "Estáis fatal de la cabeza. ¿Tenéis alguna estampita de él en las casas", respondía Andrea. Jesús le enseñaba entonces que llevaba al futbolista en la funda de su móvil.
Andrea siguió picando a Jesús con el tema, pero él decidió tomárselo a broma. "A veces las personas no son perfectas, pero yo creo que con constancia puede empezar a amar a Messi como merece", concluyó. Por otra parte, Andrea y Jesús sí coincidieron en su amor por los perros y ella le habló de su perrita "María Angustias".
Jesús tuvo claro que quería seguir conociendo a Andrea. Llegó a confesar que le habría besado cuando estuvieron en el reservado del restaurante, pero que intuyó que ella no hubiera estado cómoda. Por su parte, Andrea se mostró indecisa con la decisión y al final él le dio varios argumentos para volverse a ver. Ella aceptó aunque diciéndole que tenía que seguirle convenciendo.