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El amor a primera vista no es lo más habitual y, aunque puede suceder a veces, lo más frecuente es conocer a una persona, quedar para una primera cita y durante el transcurso de la misma ir conociéndose poco a poco para ver si es posible construir algo juntos. En ocasiones sentimos que queremos seguir conociéndonos, pero también puede suceder que hayamos puesto tantas expectativas en ella que se convierta en una decepción.
Esa persona que habíamos idealizado en nuestra mente, con la que pensábamos pasar el resto de nuestra vida, viviendo un romance de película, con música romántica de fondo y escenas a cámara lenta, no es para nada como esperábamos. Esto no es culpa de nadie, es inevitable crearse expectativas, pero también está en nuestra mano que estas no nublen nuestro juicio y nos impidan ver la situación con una dosis de realismo.
Esas falsas expectativas que nos creamos en torno a una primera cita y la persona con la que la tenemos no son la realidad y eso hace que en muchas ocasiones nos decepcionemos por no haber encontrado a esa persona que, en realidad, no existe, porque la hemos inventado. Acudir a una primera cita con expectativas realistas puede ayudarnos a evitar la frustración que sentimos cuando lo que habíamos imaginado no se hace realidad.
Todo lo que nos han enseñado a lo largo de nuestra vida, lo que hemos visto en casa y hemos ido aprendiendo con la experiencia, se convierte en la base de lo que somos y también de las expectativas que nos creamos y que se forman a partir de suposiciones. Es imposible no crearse expectativas, no solo cuando acudimos a una primera cita, porque se forman automáticamente, pero cuando estas no son realistas, pueden dar lugar a la frustración.
Creamos expectativas sobre nosotros mismos, sobre nuestras metas y nuestra forma de actuar, pero también sobre los demás, lo que hacemos para satisfacer nuestros propios deseos sin tener en cuenta a los demás y esto puede ser un problema, porque al no cumplirse, nos frustramos y sentimos que esa primera cita ha sido un fracaso y que nunca encontraremos nuestra pareja ideal.
No parece sencillo evitar las expectativas y no es lo que se espera, la clave es centrarnos en aquellas que son realistas y nos invitan a perseguir nuestras metas y evitar centrarnos en aquellas que son falsas y al no cumplirse nos generan frustración y dolor.
Mantener la ilusión por ese primer encuentro es importante, pero siempre siendo conscientes de lo importante que es mantener los pies en el suelo, hay que ser realista y no dejarse llevar por la imaginación, porque la otra persona nunca podrá cumplir con esa imagen que hemos creado de ella.
Es importante ser consciente de que en una primera cita siempre va a haber momentos de incomodidad, al fin y al cabo, no se conoce de nada a la otra persona, por lo que no podemos esperar que abra su alma por completo y se muestre vulnerable, tampoco que lo hagamos nosotros. La comunicación es también esencial, hacer saber a la otra persona lo que se espera de ella, y viceversa, puede ayudar a evitar falsas expectativas por ambas partes y que los dos sepan a qué atenerse.
Es importante saber que cada persona tiene sus tiempos y, si bien para algunos tiene que surgir una chispa instantánea, otros necesitan más tiempo y eso también es bueno, encontrar el término medio y aceptar que no puedes controlarlo todo puede ayudarte a evitar esa frustración que solemos sentir cuando las cosas no son tal y como esperamos que sean.
En general, ser realista ayudará a dejarse llevar por esas falsas expectativas que pueden llegar a rompernos el corazón o a evitar una segunda cita con una persona que podría ser perfecta para nosotros si le diéramos esa oportunidad en lugar de habernos creado una imagen que no se corresponde con la realidad. Las parejas necesitan conocerse, saber si coinciden en lo importante y no solo en lo anecdótico, que es lo que suele tratarse en una primera cita. También requieren un poco de trabajo por ambas partes.