Maximiliano se ha presentado en ‘First Dates’ como una persona dinámica, aventurera, con ganas de experiencias. Es cooperante con varias ONGs de África. Lleva unos 8 años trabajando en este mundo tras varios años trabajando en banca y darse cuanta de que no estaba haciendo algo que le gustara. Su vida cambió por completo y le ha contado a Carlos Sobera que no es fácil vivir en países africanos siendo homosexual. Él no ha tenido malas experiencias, pero sí conoce de casos muy complicados y por eso regresó a Europa.
Günter, su cita, es de Austria y está feliz porque tiene un trabajo que le encanta “puedo estar con los niños y al mismo tiempo, viajar y estar en España”. Al verle, la cara de Maximiliano se ha llenado de alegría y ha sido algo correspondido porque el soltero ha visto a un chico muy guapo esperándole. Han comenzado la conversación hablando de sus lugares de origen y de los de residencia en este momento. Günter le ha dicho que estaba a caballo entre Peñíscola y Viena por motivos de trabajo.
Los solteros han comenzado la cena hablando de sus profesiones y han visto que no iba a ser nada fácil compaginar sus trabajos ni sus viajes, pero al saber que a Maximiliano no le importaba tener una relación a distancia siempre que hubiera un futuro en común, Günter ha querido brindar por ello. Maximiliano le ha advertido que se le estaba olvidado apoyar y que “quién no apoya, no…”, pero él le ha dicho que eso era algo muy feo en Alemania y que no estaba acostumbrado a hacerlo.
A Maximiliano le ha saltado la alarma de la alerta cuando Günter le ha dicho que llevaba 2 años soltero. Tampoco le ha gustado que hubiera tenido una época celosa y que los celos hubieran roto una de sus relaciones. El soltero es muy seguro de sí mismo y siente que los celos no traen nada bueno en una pareja, pero su cita ha terminado convenciéndole de que él tenía solo los celos juntos.
En el reservado, Maximiliano se ha cortado a la hora de darle a su cita un beso que no olvidara porque físicamente no era su prototipo de hombre que le solía gustar “me gustan más atléticos”, pero sí le ha gustado el beso sexy que Günter le ha dado en el cuello. El austriaco ha pagado la cena a cambio de que le devolvieran la invitación en Alicante, pero Maximiliano le ha explicado que físicamente no había terminado de encajarle “en la cama pasamos mucho tiempo y no durmiendo”.