Hay algunos elementos que pueden ayudarnos a valorar si una primera cita ha sido un éxito, aunque no todo el mundo tiene los mismos. Por ejemplo, para muchas personas que la conversación no decaiga, que haya risas constantes, se generen bromas internas o se hagan planes para volver a verse, es lo que señala que una cita ha sido buena. Para otras personas lo que marca la diferencia es el final de la misma, ¿ha habido beso?
Son muchos los elementos que hay que tener en cuenta durante una cita, sobre todo cuando queremos que salga bien. Hay que vestirse con la ropa adecuada para la ocasión, que nos haga sentir seguros y no desentone en el plan organizado; la conversación es también muy importante, que se tengan intereses comunes o se pueda hablar con libertad incluso cuando no se comparten.
Algunas personas prefieren preparase con antelación algunas cosas, como preguntas que pueden hacerse para evitar silencios incómodos o posibles salidas por si en encuentro se torna incómodo. Así, todos los implicados esperan que ese primer encuentro sea solo el comienzo de una bonita historia de amor y uno de los primeros pasos para ello, es la despedida y cómo se produce.
No es lo mismo partir con la promesa de un nuevo encuentro que hacerlo de forma incómoda. Tampoco es igual hacerlo con un apretón de manos o con un abrazo lleno de cariño. Por supuesto, no significa lo mismo darse un beso en la mejilla que en los labios o que no hacerlo, ¿puede un beso marcar una diferencia tan grande en una cita? Si no se produce, ¿es señal de que ha ido mal?
Cada persona es diferente y por eso cada cual puede sentir como victoria o como fracaso que la cita finalice o no con un beso. Lo cierto es que cada vez es más habitual mantener la mente abierta y esperar a ver cómo transcurre la velada para decidir si la despedida será con un beso o no, en lugar de pensar que eso está fuera de lugar o da la impresión de que solo se busca una relación pasajera o física si se da ese paso en la primera cita.
Es importante ser consciente del ambiente que hay antes de tomar la decisión, es esencial que ambas partes estén de acuerdo en dar el paso y, ante la duda, lo mejor es dejar que pase el momento o directamente preguntar a la otra persona si un beso es algo que le gustaría. En cualquier caso, lanzarse ante la incomodidad del contrario no es algo que deba ser contemplado, el consentimiento es clave en cualquier situación y más en estas.
Según una encuesta realizada por la app de citas Adopte, un 20% de los cuestionados prefería no besar en la primera cita, pero para un 44% de ellos, esto no era algo tan importante. Sí que era fundamental para el 36% de las personas preguntadas.
Más allá de cuando se dé ese beso, que la mayor parte prefieren que sea en la despedida, para una gran parte de las personas que participaron en la encuesta (un 72% en concreto), ese primer beso les parece esencial para saber si quieren seguir conociendo a la otra persona, para asegurarse de que la química entre ellos está ahí y es real y pueden continuar disfrutando de su presencia mutua también en el plano sentimental y físico y no como una amistad.
Ese beso de despedida se entiende como una forma extra de obtener información, un contacto físico que aporta muchos más datos que otro tipo de interacción, por ejemplo, si la otra persona besa bien o no, pero eso no quiere decir que tenga que ser un beso en los labios. De hecho, para el 65% de los encuestados, despedirse con un beso en la mejilla es muestra más que suficiente de la que la cita ha sido todo un éxito, de que hay un interés y un cariño por ambas partes (no confundir este tierno beso en la mejilla con el tradicional saludo de cortesía tan típico de los españoles).
Así, parece que para muchas personas, dejar el beso para más adelante es una buena señal y da pie a conocerse poco a poco antes de intentar que la relación pase a un terreno más físico. Crear un ambiente íntimo, donde poder compartir emociones, sentimientos y experiencias con la otra persona, es tan importante como compartir ese otro tipo de intimidad.