Luisma se llevaba una gran desilusión al entrar en ‘First Dates’ y conocer a su cita. El hombre de 51 años, antes de conocer a María, ya dejaba claro cuáles eran sus gustos:
“A mí me gustan las mujeres macizas, las mujeres que, por ejemplo, una sevillana cuando se meta en ese traje de flamenca, que tenga su figura y sus curvas bien definida, como decimos nosotros, como una guitarra, ese cuerpo magnifico es el que me gusta a mí”.
Unos gustos que para nada concordaban con María que le esperaba en la barra. Luisma no se podía creer que esa fuese su cita: “Yo digo, esto será una broma de Carlos Sobera o algo, será una broma del programa, porque no es para nada, no se asemeja ni mucho menos a lo que yo busco”.
“Será la tía de la chavala del pueblo o la madre, o una amiga de la madre o… pues no, no era una broma, era mi cita”, aseguraba resignado antes de sentarse a cenar. “La veo muy clásica, con un vestidito típico que se pone mi madre para ir a misa, o las típicas mujeres que van muy arregladas para tomarse un café con tortitas… la veo muy clásica”, sentenciaba.
Una primera impresión que, por supuesto, no cambió durante toda la cena y más cuando Luisma se enteró que María tan solo tenía un año más que él, 52: “Yo cuando la he visto pensaba que tenía, que rondaba ya los 60, si no los rondaba que los tenía ya. Está muy quemada para 52 años, muy quemada”.
Pero la cosa no quedaba ahí, a María tampoco le convencía Luisma, por lo menos, en algo coincidían: “A mí me gustan de mi edad, aparenta menos edad y a mí me gustan los hombres con menos cara de niño”.