Elena es una mujer coqueta, directa, sincera, egocéntrica, natural y a la que le gusta llamar la atención. Es de Buenos Aires y se marchó de su país después de su divorcio, y se vino al sur “como decía Raffaella Carrà”. Le encanta el calor, el flamenco, la rumba, los españoles… Ha estado cuatro años con un inglés, pero se fue a vivir a las montañas y “yo no soy Heidi”. Le gustaría que su cita fuera un español, simple, honesto, educado…
José Miguel, su cita, tiene 66 años, está jubilado y viene desde un pueblo de Málaga. Su único vicio es el deporte. Al verle, Elena ha visto a un hombre que físicamente estaba bien y le ha gustado que fuera de Málaga como ella. Él también ha visto a una mujer muy atractiva “una mujer que gusta”.
El soltero ha comenzado la cena demasiado rápido y le ha dicho a Elena que él estaba muy solo en el pueblo, y ha querido saber si ella se iría a vivir con él y cuánto tiempo necesitaba para conocer a una persona. Ella se ha quedado un poco bloqueado y le ha dicho que ella tendría que ver cuánto tarda en ir a trabajar, pero realmente estaba pensando que José Miguel iba demasiado rápido.
Elena le ha contado que tenía 72 años y le ha echado 50 a su cita. José Miguel le ha confesado que tenía 66 años y que su único vicio era el deporte. Se define como una persona muy sexual, pero cuando Elena ha querido saber alguna de sus fantasías sexuales, se ha quedado mudo. Ella ha sentido que era muy pudoroso, pero en realidad, el soltero no sabía qué quería decir fantasía sexual.
La soltera le ha puesto el ejemplo de que a ella le hubiera gustado atar a la cama a su novio danés, ponerle un antifaz y hacerle el amor, pero él se ha quedado igual “no entiendo”. Elena ha querido interpretar su silencio y ha sentido que tenía que ser una fiera en la cama “tiene que ser salvaje”.
En el reservado, han jugado a los dardos y ha Elena le ha tocado perrear para su cita. A la soltera no le ha hecho falta ni la música, rápidamente se ha puesto a darlo todo y José Miguel ha alucinado con lo bien que se movía. Él también ha probado suerte y ha dado en la diana, pero cuando ha ido a besar a Elena, ella se ha quedado muy rígida.
Él ha sentido que igual había sido el primer beso y ha intentado darle un segundo, pero ella no ha abierto la boca y es que no le estaba gustando nada “me ha besado como un perro que esta royendo un hueso”. José Miguel estaba convencido de que iban a repetir, pero ella le ha explicado que le había notado con demasiada prisa por irse a vivir juntos y que ella estaba en otro momento.