Natalia tiene abuela, pero no necesita que nadie la tire piropos porque ella sabe que vale mucho “guapa soy, tengo 38 años y me conservo muy bien”. Es panadera en Cádiz y entre sus aficiones está el patinaje y el baile. Le ha contado a Laura Boado que le gusta sobre todo el house “soy una cabra loca, no tengo filtros ni vergüenza, me encanto y estoy orgullosa de mí misma”. Lleva mucho tiempo soltero, pero no porque no liga porque hasta su amiga le dice “Chocho, contigo no salgo más”. Le gustan los hombres que tengan estilo propio, que sean cariñosos, no le gustan las personas tristes ni apagadas.
Ezequiel, su cita, se tiró dos años con una gran depresión metido en casa tras su divorcio. Trabaja en una bodega y allí donde va lleva una botella de vino “es mi firma”. A Natalia le ha gustado mucho el detalle porque le encanta el moscatel, pero no ha visto en su cita a su prototipo de hombre. No le gustan los hombres enchaquetados “la chaqueta la dejaba yo para una boda y los mocasines, también”.
La cena ha comenzado hablando de su día a día. Natalia le ha dicho que trabaja, disfrutaba de sus hijos y que cuando podía salía a bailar house. A él también le gusta el tema, le ha hablado de los últimos festivales a los que había ido e incluso, le ha ofrecido unas entraditas. Poco a poco se ha ido ganando a Natalia y le ha confesado que estaba tomando clases de bachata y quizomba porque en el tema del baile era “un pato mareado”. Eso sí, no han coincidido en que Ezequiel se toma sus cubatas y ella le ha dicho que solo bebe agua.
Ezequiel ha querido saber si a su cita le gustaban los animales y ella le ha dicho que solo le gustaban los gatos de hecho, le ha dicho que a los perros los detectaba “sueltan pelo, se mean por todos los lados…”. Han coincidido en que llevaban 5 años separados, que tuvieron una relación de 16 años y que les daba pereza empezar de cero. El soltero le ha contado que le gustaba mucho irse a pescar y ella le ha dicho que la llamara porque eso la llamaba mucho la atención “mi padre siempre me ha llevado de chica a la marisca”.
En el reservado, Ezequiel ha sido el primero en abrir la bola del amor y no ha dudado en darle un beso a Natalia. A ella le ha tocado un beso húmedo y no ha dudado en mojarse los labios. Los solteros se han reído mucho entre beso y beso, y aunque ella ha tenido todo el rato la sensación de “yo lo tuneaba”, ha sentido que el soltero estaba bien “tiene un buen cuerpecito, está apretadito…”.
Los dos han tenido claro que querían repetir la cita porque se lo habían pasado muy bien juntos y se habían sentido atraídos sexualmente, pero Natalia le ha pedido que para la próxima cita venga “un poquito tuneao”. Ezequiel lo ha pillado y le ha respondido con un “eso tiene arreglo, me pongo unos piercings, unas argollas…” y ella ha terminado la frase “tus tenis, una gorra…”.