Camilo no quiere parecer pedante porque no lo quiere ser, pero “dentro de mi pequeña culturilla sé, que no sé nada”. Durante su cita en ‘First Dates’ le gustaría encontrar a una mujer simpática, agradable y sobre todo, con belleza interior. Tiene claro que la belleza no es fundamental, pero es que la belleza es relativa.
Carlos Sobera ha querido saber por qué había traído una planta de ciclamen para su cita y Camilo ha sido sincero “me gustó el color”, pero el presentador le ha dicho que era un detalle que decía que era un tipo romántico y detallista.
A Rosa, su cita, le encantaría volverse a enamorar y sentir las mariposas en el estómago, pero tiene la sensación de que los príncipes azules solo salen en las películas de Disney “los de ahora están todos desteñidos”. A la soltera le ha gustado mucho el detalle de Camilo y no ha dudado en entregarle un llavero para contarle que ella vivía en Móstoles (Madrid), pero que había nacido en Australia.
Camilo ha tenido la sensación de que para saber si Rosa le gustaba “necesitaría verla en minifalda, con unas medias, más sexy, en bañador o en bikini”. Eso sí, ha flipado al saber que era australiana y le ha hablado de sus cocodrilos y sus canguros.
Mientras esperaban a ser atendidos, Camilo ha querido saber cómo se decía Rosa en australiano y su cita le ha confirmado que se decía “Rosemary”. El soltero estaba alucinando con el origen de su cita y ha querido que le contara curiosidades del país incluso, le ha preguntado que, si había probado la carne de canguro, los aborígenes…
Rosa le ha explicado que ella se vino de Australia con 7 años y ha tenido la sensación de que su cita era “un poquillo listillo, parecía que venía a pillarme”. Al saber que ella leía mucho, él le ha dicho que él no leía, pero le ha propuesto jugar con políticos y ella se ha negado “más que en una cita, me he sentido en un test”.
Camilo le ha dicho que era “la rosa más bonita que hay en el jardín” y ha querido saber que color de rosa le gustaba más, pero ella no se ha mojado “depende de la ocasión, las rojas son las del amor, las blancas de la amistad…”. Rosa le estaba gustando a Camilo porque la estaba viendo una mujer “sincera, buena persona, vive en Móstoles y ha nacido en Australia”.
Él busca a una pareja para vivir a tope todo el tiempo que le queda, pero ella le ha dejado claro que le gustaba ir despacito. Ha tenido la sensación de que Camilo era un poquito mayor para ella y cuando él le ha preguntado que si le interesaba un poquito le ha soltado un “me pareces majo, tengo muchos amigos majos”. Algo que él no ha entendido y que no le ha quitado las ganas de seguirla descubriendo. Eso sí, ella no tenía ninguna “me ha parecido un poco pedante, a quién le importa como se brinda en búlgaro”.
En el reservado, los solteros han bailado, pero no tan pegaditos como a la soltera le hubiera gustado “podría haber ido algo más de acercamiento”. A Camilo le ha horrorizado la idea de bailar una bachata, pero no ha dudado de piropear a su cita en todo momento. Estaba encantado de poder tener otra cita con Rosa “quiero descubrirte, quiero que tienes mucho en tu interior”. Sin embargo, ella le ha dicho que podían quedar como amigos, pero nada más.
Camilo se ha quedado un poco chafado y no ha dudado en pedirle consejo para intentar no volver a fallar en una cita “¿Qué es lo que no te gusta de mí, para cambiarlo?”, pero Rosa no se ha mojado. Eso sí, no ha podido evitar que su cita le enseñara hasta cómo se despiden los gnomos.