La inesperada confesión de Josele que deja de piedra a su cita: “Me he puesto pañuelos en los sobacos”

  • La cita de Josele y Bochy en 'Fisrt Dates'

  • Él se define como un ‘camiseto’ porque siempre va en camiseta y las camisas las dejó muy atrás

‘First Dates’ ha sido testigo de la cita de Josele, operario en fundición de 39 años y de Madrid y de Bochy, de 35 años y también de Madrid.

Él se define como un ‘camiseto’ porque siempre va en camiseta y las camisas las dejó muy atrás y llegaba con ganas de conocer a alguien porque el cuerpo le pide “tener una pareja compañera de viaje para divertirse”. Y aquí llegaba Bochy, una mujer que se definía como extrovertida, carismática y a la que le gusta mucho sonreír.

“Es una muchacha preciosa, es un bombón”, decía él al conocerla y ella afirmaba que “es un chico muy simpático” al que va y lo miran.

Ella se interesaba por su vida: “Cuéntame de ti, quiero saber todo”. Él comenzaba hablando de su trabajo, aunque se quedaba un poco pillado: “Es que no sé qué contarte”. Pero a ella no le gustaba que él le explicase que por su trabajo no puede viajar mucho porque no sabe qué días tiene libres: “Me gusta que las personas tengan tiempo, el dinero no me importa porque siempre he sido independiente”.

“No me acuerdo de tu nombre, era un poco extraño”, le decía él en un momento de la cena y ella le explicaba que todo el mundo le llama Bochy y le desvelaba su nombre real. “No me veo capaz de pronunciar eso”, le aseguraba él y ella le explicaba sus orígenes.

Él confesaba que comer es su vicio y beber. “Salgo muy poco, prefiero viajar a estar en discotecas, ya quemé esa etapa de mi vida. He sufrido un cáncer, ahora mi salud es primordial, trasnochar por trasnochar no”, revelaba ella y Josele, tras preocuparse por cómo se encuentra ahora y que esta le dijese que estaba ya bien y le contase todo por lo que ha pasado, él reflexionaba algo: “Es muy valiente, yo no sé cómo me lo tomaría, igual me hundiría”.

Aquí comenzaban las confesiones y este explicaba que ahora estaba aprovechando la vida: “Empecé a vivir cuando me separé de la madre de mi hija y cuando murió mi padre porque me di cuenta de que todo puede cambiar en un momento”. Lo que no se esperaba ella era la confesión que él le iba a hacer durante la cita: "Me he tenido que poner pañuelos en los sobacos para el sudor, ahora ya estoy más tranquilo. Cosas que pasan". "Es desagradable y más cuando vas a cenar", era la reacción de ella.

Tras esto llegaba la hora de la decisión final, mientras que él tenía claro que quería seguir conociéndola, ella prefería que cada uno se fuera por su lado del restaurante.