Mª Victoria es una mujer muy sencilla, abierta y natural. Ha estado casada muchos años y tiene cuatro hijos “estaba muy enamorada de mi marido, hablo todavía con él mirando su foto”. Luego tuve una pareja, pero cada uno vivía en su casa “mi marido me dijo que no me casara con nadie”.
Luis Ramón, su cita, es un tipo tranquilo que no suele sacar los pies del plató, pero al que hay que tenerle miedo cuando los saca. Al verle, Mª Victoria ha pensado que le sobraban unos cuantos kilos “a mí también me sobran, pero a él unos cuantos más”. Él, sin embargo, ha sentido que estaba bien “una mujer de mi edad”. Los dos viven en Valencia, pero ella le ha contado que es del pueblo manchego de Alcaraz.
Los solteros han comenzado la cena desvelándose sus respectivas edades y compartiendo sus ganas de vivir y de viajar. Los dos tiene claro que los amigos están para bailar y pasar un buen rato, pero que prefieren viajar en pareja. Luis Ramón ha visto en Mª Victoria a una mujer “agradable, todas las mujeres de su edad son agradables, de ahí para abajo”.
El comensal le ha contado que había tenido tres parejas serias y que se había casado y divorciado dos veces. Ella ha sentido que en ese sentido le había ganado y le ha advertido de que ella era muy cariñosa “casi pegajosa”. Algo que a Luis Ramón le ha parecido estupendo “a nuestra edad está muy bien que sea cariñosa, en otra edad, le hubiera pedido que fuera fogosa”.
Luis Ramón ha querido saber qué buscaba su cita y le ha dicho que él no estaba ya para casarse y tener hijos, y que sentía que ella tampoco podía ser ya madre. Ella ha visto en él a un hombre que parecía ser buena persona y viceversa, los dos han disfrutado de un rato muy agradable y se han quedado con ganas de repetir. Eso sí, Mª Victoria le ha dicho que si quieren comer paella, la tendrá que hacer él porque ella es buena cocinera, pero no le gusta nada cocinar.