Alberto ha trabajado como mecánico de aviones y ha viajado muchísimo por todo el mundo. Ha tenido tres grandes relaciones, pero Carlos Sobera ha sentido que tenía “Pelazo de conquistador” y él le ha dicho que esa era su gran losa porque tenía pinta de chulo y ligón, pero él no era así. Busca a una mujer simpática, educada, aventurera, moderna y comprensiva.
Paloma, su cita, tiene 62 años, dos hijas maravillosas, unos padres fantásticos, una familia muy divertida y es taxista. Es una mujer muy extrovertida, viaja sola y nunca ha tenido problemas para relacionarse. Al conocer a Alberto han descubierto que vivían cerquita y sus profesiones. Carlos Sobera ha querido saber si Paloma le había llevado alguna vez en su taxi y ella le ha dicho “no, porque no quieres, compramos en los mismos sitios” y él ha cambiado de tema fijándose en el pelazo del soltero “que pelazo de conquistador tienes”.
La soltera ha aprovechado la profesión de su cita para contarle que ella había sido gerente de un taller de camiones y que le gustaba mucho el tema de la mecánica. Alberto le ha especificado en que era mecánico de aviones y eso a ella le ha gustado mucho más “mi primer novio era mecánico de camiones”. Hablando de sus aficiones, él le ha dicho que no le gustaba el fútbol y que era más de motos y coches.
Paloma es muy futbolera y al saber que era del mejor equipo del mundo, Alberto le ha soltado un “eres del Real Madrid, claro”, pero ella le ha confirmado que no “soy del Atleti”. Menos mal que él le había dicho que no entendía de fútbol. Paloma no ha visto en el fútbol un impedimento entre ellos, pero no le ha gustado mucho que siempre fuera en moto porque ella había tenido un accidente de joven “salí volando como en los dibujos animados”.
A Alberto le ha asustado un poco saber que Paloma buscaba una relación seria y de convivencia a largo plazo. Él siente que es muy complicado juntar a dos personas que llevan tanto tiempo viviendo solas, pero ella está convencida de que la cosa es querer.
Al saber que a Paloma le gustaba el billar, el mus, el dominó y bailar sevillanas, Alberto ha sentido que tenía gustos un poco anticuados y que él era más moderno, y podía bailar de todo, menos sevillanas. El soltero no ha dudado en invitarla a cenar, pero cuando ella le ha dicho que él pagaba la siguiente, le ha soltado un “no necesariamente” y le ha dejado ver que le iba a dar calabazas “jugamos en ligas diferentes”.