Kevin tiene 31 años y escritor amateur, y le ha explicado a Carlos Sobera que autoedita sus propios libros, que el primero fue una novela amorosa, pero que el segundo es más de misterio. En el amor no cierra puertas a nada y está deseando enamorarse.
Lissette, su cita, es de Santo Domingo y vino a España para estudiar un Máster en Urgencias y Emergencias y se quedó. Ella siente a Dios en todo lo que hace. Al ver a Kevin ha soltado un gritito de alegría y es que el soltero le ha gustado mucho físicamente, pero no ha sido un viceversa. A Kevin le gustan las chicas rubias y Lissette no le ha gustado físicamente. Él ha querido saber a qué se dedicaba y al saber que era enfermera en Madrid, le ha preguntado que qué le parecen las relaciones a distancia “¿Te vendrías a Barcelona?”. Matías que les estaba escuchando ha exclamado un “Como se tira a la piscina” y los solteros se han reído.
Mientras degustaban el primer plato, Kevin le ha contado que ponía paradas en los mercados para vender su libro y que soñaba con escribir muchos más. Ella estaba convencida de que era un tipo muy emprendedor que luchaba por su sueño, pero al saber que era ateo, le ha empezado a gustar un poquito menos porque ella es cristiana practicante.
El soltero ha querido saber si su cita creía en el flechazo y Lissette le ha dicho que sí, y que era mucho de energías. Ella estaba convencida de que era la mujer que podía enamorar a Kevin, pero él estaba convencido de que sus energías funcionaban mejor por separado.
En el reservado, les ha tocado darse un beso dulce y ella le ha propuesto comerse la tarta antes del beso. Él le ha preguntado qué si realmente quería un beso y al saber que sí, le ha dado un piquito y le ha invitado a cenar. Dos detalles que han hecho que Lissette se enfadara cuando le ha dado calabazas.
La joven no se lo esperaba para nada y cuando él le ha dicho que sí quería podían ser amigos, ella le ha frenado en seco “no me prometas una amistad, no es coherente” y ha zanjado la cita, y cualquier cosa que pudiera haber entre los dos.