Vicente ha comenzado la cita con nervios, muchos nervios y es que nada más ver a Meli ha sentido que era todo lo que estaba buscando en una mujer. Ella no ha sentido lo mismo, pero poco a poco ha ido cambiando de opinión.
La cita de Meli y Vicente iba bien y han comenzado a hablar de sus aficiones. El soltero le ha dicho que le gustaba hacer de todo, pero que lo único que no podía hacer era paracaidismo y cosas así porque tenía mucho vértigo. El soltero le ha contado que trabajaba en el mundo del textil y al saber que ella había diseñado trajes de novia, le ha soltado un “¿Te casarías?”. Meli casi se atragante y él se ha dado cuenta de que no tiene filtro, y que suelta lo primero que se le pasa por la cabeza.
Vicente estaba feliz y no ha dudado en decirle que le gustaba mucho tanto por fuera como por dentro. En el tema sexual, los dos han estado de acuerdo en que preferían ver una película abrazados a tener sexo, pero que puestos a elegir sí harían alguna locura sexual. De hecho, él se ha asustado muchísimo al saber que a Meli le gustaría tener sexo en lo alto de la Torre Eiffel y le ha ofrecido hacerlo sobre la lavadora.
El soltero estaba emocionadísimo porque había encontrado en su cita todo lo que esperaba de una mujer y se había quedado prendado de la sonrisa de Eli. Ella le ha confesado que a primera vista no le había gustado, pero que al charlar con él había descubierto a “una persona, persona” y que sí quería tener una segunda cita.