Cristina se siente muy diferente al entorno que la rodea “tengo unos padres que le han enseñado los mejores valores que se pueden tener”. Le ha contado a Carlos Sobera que se dedica a injertar tomates Cherry para obtener varios tipos de tomates. Es una mujer muy espiritual “soy más de detalles, de momentos… Soy Cáncer”. Espera encontrar a un hombre con valores “lealtad, complicidad…”.
Antonio, su cita, tiene apariencia seria, pero es un cachondo y con gran sentido del humor. Eso sí, también asegura ser muy sensible. Al ver a Cristina no ha pensado nada “una persona normal, una chica mona”. Él vive en Almería y sabe muy bien cuál es el mundillo en el que se mueve Cristina.
Mientras esperaban la cena, los solteros han descubierto que los dos eran Cáncer y eso les ha encantado porque saben lo que es sentirse de repente bien y al poco tiempo mal sin motivo. Los dos están separados y tiene un hijo rozando los 20 años. A ella le ha gustado mucho el anillo de Antonio y el soltero le ha dicho “a mí me gustan más tus ojos”.
Cristina ha querido saber si el hijo de Antonio le impedía viajar o hacer algún plan y él le ha dicho que ya tenía pareja y hacía mucho su vida. Él ha querido saber si nunca bebía alcohol y ella le ha dicho que no le sentaba muy bien, y le ha visto muy inteligente y observador. De hecho, él le ha dicho que eso le había traído problemas y que la gente llegaba a pensar que siempre estaba ligando.
Ella ha tenido claro que su cita era un tipo inteligente y que ella había sufrido un “uranazo” en toda la frente y que querían seguirse conociendo mucho mejor.