La pesadilla de Patricia Franquesa comenzó con el robo de su portátil. Días más tarde recibe un mail anónimo con una grave amenaza, si no paga 2.200 euros harían públicas unas fotografías íntimas. En ese momento, la víctima no le da importancia porque piensa que es un virus, pero dos semanas después de recibir el mail, el marido de una amiga, recibe unas fotos suyas.
Tras conocer este hecho, Patricia acude a comisaría y denuncia los hechos, ya que la amenaza es clara, o paga ese dinero o envían esas imágenes a todos sus contactos. Sin embargo, la investigación es lenta y sus contactos empiezan a recibir esas imágenes hasta que Patricia toma una drástica decisión.
En primer lugar, la víctima comentaba, que esas fotos se las realizó hace muchos años y no eran para enviárselas a nadie: "Me las hice hace como 10 años y las guardaba como para recordar el momento". Además, asegura, que incluso había olvidado que tenía esas fotografías íntimas en su portátil.
En segundo lugar, señalaba, que pasó unos meses muy duros mientras sufría esta extorsión: "Es complicado el proceso interno de saber que alguien tiene acceso a todos mis archivos y solo busca mi dinero".
Respecto a cómo llegaron a las manos de un extorsionista las fotos íntimas de Patricia, la víctima explicaba, que fue durante su visita a un festival de documentales en Madrid, ya que había sido seleccionada por su primera película como productora: "Dejé la mochila con el portátil en la silla de al lado, me despisté y me abrieron la mochila y me sacaron el ordenador".
Para finalizar, Patricia viendo que sus contactos iban recibiendo sus fotos íntimas mientras continuaba la investigación, tomó una drástica decisión y decidió enviar todas esas imágenes íntimas a sus contactos explicando lo que le estaba sucediendo.