En directo para ‘En Boca de todos’, Clara Murillo nos ha dado la última hora del caso de los okupas de la propiedad que fuera de Ruiz-Mateos. Víctor, el chófer del empresario, alquiló la casa a una familia gitana y al nuevo propietario le está resultando imposible que abandonen un inmueble que ni siquiera tiene célula de habitabilidad.
Como venganza al empresario José María Ruiz-Mateos, Víctor, el que fuera su chófer, decide alquilarle unas habitaciones de una de sus viviendas a unos gitanos. Posteriormente, otro empresario decide comprar el inmueble y pretende echar al chófer, y a los gitanos, pero estos últimos dicen que no se van porque ellos han pagado su alquiler.
José Ortega, el nuevo propietario de la vivienda, ha contratado a la empresa Desokupa para recuperar su vivienda. En el interior de la misma ya no se encuentra Víctor, el que fuera chófer de Ruiz-Mateos, pero sí la pareja de okupas que se niegan a abandonar la vivienda. Los okupas están en compañía de un menor, algo que complica su desalojo. El nuevo propietario además, denuncia insultos y amenaza a su familia por parte de los okupas.
Desesperado, José, le nuevo propietario del inmueble ha contratado a una empresa de desokupación, pero ha sido el propio okupa el que ha acabado llamando a la policía. El okupa ha salido de la vivienda saltando por el balcón y ha llamado a la policía. En la calle, el actual okupa ha intentado negociar con la empresa de Desokupa, pero cuando la reportera de ‘En Boca de todos’ y la reportera se han acercado a él, se ha marchado y no ha querido responder a las preguntas del propietario de la vivienda.
La reportera sí ha podido hablar con el okupa cuando ha saltado por el balcón y le ha explicado que él pagaba un alquiler mensual a Víctor, el chófer de Ruiz Mateos, y que incluso llegó a pagarle una fianza. Al parecer, le abonaba 600€ de manera mensual por estar viviendo en el piso.
‘En boca de todos’ también ha podido hablar con Víctor, el que fuera chófer de Ruiz-Mateos y la persona que alquiló el piso. El chófer asegura que alquilo el piso por miedo a que fuera ocupado y que no se imaginaba que iba a acabar en esta situación “Yo con mi miedo por riesgo a la ocupación, a través de un tercero, de etnia gitana, alquilo el piso sin papeles y de buena fe… Yo he sido el primero en denunciar y el juez lo ha admitido a trámite, lo que tarden en echarles”.
José lleva siendo propietario de la casa durante un mes y medio aproximadamente, y durante este tiempo le ha ofrecido dinero al okupa para que se marche y la posibilidad de firmar un contrato de alquiler, pero el okupa se ha negado en rotundo y se califica como okupa.
El empresario ha puesto en conocimiento de las autoridades toda la situación, pero asegura que el detonante que le ha llevado a contratar a una empresa de desokupación, es que los okupas han conseguido el teléfono de su esposa y han comenzado a realizarle llamadas amenazantes, les dicen que saben dónde viven, cuántos hijos tienen…
Le ha explicado a Nacho Abad que recibió una llamada del padre de una de las mujeres que están dentro de la casa y que quedó con él en una cafetería porque parecía tener muy buenas formas, pero que terminó temiendo por su integridad física “me empezaron a rodear un montón de personas de etnia gitana, me empezaron a decir cosas por detrás y me tuve que ir de allí prácticamente corriendo…”.
El propietario ha informado que se trata la ocupación de un local de unos 40 metros cuadrados que no es acto para vivir y que solo tiene licencia para ser un local comercial, información que los okupas conocen. Respecto a la profesión de los okupas, José le ha explicado a Nacho Abad que trabajan en mercadillos y que la mujer es cantante. Les ha ofrecido grandes cantidades de dinero, alquileres asequibles y la posibilidad de alquilar otra vivienda con licencia ya que está no es acta para vivir.