‘En boca de todos’ se ha hecho eco de un problema que está a la orden del día: el ‘mercado negro’ de tarjetas de discapacitados. El programa ha investigado y ha descubierto que los que llevan a cabo estos hurtos, roban y falsifican las tarjetas de aparcamiento para después venderlas por hasta 800 euros.
El programa ha hablado en directo con Francisco Bescos, una de las personas afectadas por la oleada de robos de las tarjetas de personas con movilidad reducida. Francisco denunció a través de un post en las redes sociales lo que le había ocurrido y ahora, denuncia los hechos en ‘En boca de todos’.
Francisco ha explicado que la tarjeta que le robaron del coche pertenecía a su hija: ‘’Tengo una hija de ocho años con una parálisis cerebral bastante severa y dependemos totalmente de la tarjeta de movilidad reducida para movernos, llevarla a sus terapias, a su colegio’’.
Nacho Abad ha querido saber en qué le facilita la vida a Francisco y su familia tener la tarjeta: ‘’En tantas cosas que me costaría enumerarlas, pero hay que tener en cuenta que una persona con movilidad reducida no se queda en casa. Es una persona que necesita especialmente salir, ir a terapias para estar mejor, para mantener su calidad de vida y su salud, ir a colegios, trabajos y es fundamental que disponga de unos medios de transporte adecuados para sus necesidades especiales’’, ha detallado Francisco.
La víctima ha detallado cómo ocurrió el robo: ‘’Nos levantamos una mañana de mayo, bajamos al coche como todos los días y descubrimos la ventanilla delantera del conductor rota y para nuestra sorpresa descubrimos que hicieron lo mismo en varios coches del barrio. Habíamos dejado la tarjeta bastante cerca de la ventanilla para nuestra desgracia, con lo cual, lo más posible es que reventasen la ventanilla y estirasen el brazo para cogerla’’.
Francisco ha explicado que el robo por el que se ha visto afectado tanto el como su familia, ha supuesto un gran varapalo debido a que ‘’se tarda unos cuantos meses en reponerla’’.
Además, ha querido mandar un mensaje: ‘’La gente tiene que entender que si esas plazas están libres es para que cuando nosotros pasemos estén libres, no para que alguien aparque cinco minutos y se vaya. Si en esos cinco minutos coincide con que una persona como mi hija con una gran parálisis cerebral, tenemos que pasar por ahí y la encontramos ocupada, nos metes en un problema’’.