Las lesiones en el hombro son bastante comunes. Es una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo. Un músculo medio que se puede resentir fácilmente al hacer ejercicio o simplemente con nuestro día a día, debido a la importancia y a la carga de sus articulaciones.
El hombro está formado por tres huesos: clavícula, escápula y húmero. También músculos, ligamento y tendones para componer un total de cinco articulaciones, entre las que se encuentra el manguito rotador, una estructura que se encarga de mantener al húmero dentro de la cavidad glenoidal.
Es precisamente esta zona una de las más afectadas por las lesiones, ya que no solo puede verse afectada por esfuerzos físicos, sino que también por situaciones de estrés o nervios.
Estas son algunas de las afecciones más habituales entre los hombros, una zona que hay que tratar con especial cuidado.
El hombro es un músculo de tamaño mediano y las recuperaciones de las lesiones suelen ser lentas y pesadas. Lo más recomendable es utilizar frio para recuperar los tejidos blancos, y hacer uso del reposo para una solución más rápida.
Aplicar hielo en la zona afectada es una de las medidas más aconsejables. Dos o tres aplicaciones de unos 20 minutos a lo largo del día ayudarán a reducir la inflamación al ser vasoconstrictor de los fluidos. El hielo alivia temporalmente al insensibilizar, por lo que es siempre una buena solución.
Otra opción es la de aplicar una compresión en la zona afectada, no demasiado fuerte para no cortar la circulación. Al poder aplicarse en periodos de tiempo más largos que el hielo, puede ser más efectiva.
Lo mismo ocurre si situamos el hombro en elevación, por encima del nivel del corazón. Así evitamos la acumulación de fluidos en la zona lesionada. Si sentís palpitaciones en la zona lesionada es que no se habrá aplicado una correcta elevación.
En cualquier caso, lo más aconsejable es acudir a un traumatólogo y que nos inste los pasos que debemos seguir para una correcta recuperación de nuestras lesiones de hombro.