El mayor temor de un futbolista es, sin duda, caer lesionado. No importa si hablamos de un profesional o de un aficionado: el hecho de enfrentarse a una lesión borra la sonrisa de cualquier deportista. Pero en el caso de los futbolistas profesionales, el temor a una lesión que pueda lastrar su carrera es algo con lo que conviven a diario.
No es para menos: el cuerpo recibe en cada partido y en cada entrenamiento multitud de impactos, entre los saltos, carreras, cambios de velocidad y remates de los jugadores y los golpes que recibe de los rivales, la gran mayoría producidos de manera fortuita como consecuencia de lances del juego.
Muchos jugadores de primer nivel han tenido que retirarse antes de tiempo por culpa de alguna lesión. Recordar casos como los de Fernando Redondo, Marco Van Basten o Gabriel Batistuta sirve para darse cuenta de la fatalidad de caer lesionado para un futbolista profesional.
Rotura muscular
Es la lesión más común en el futbolista y hay quien asegura que supone una de cada tres lesiones en los jugadores de alto nivel.
El abductor o los isquiotibiales son dos de los músculos más afectados por este tipo de lesiones y jugadores como Gareth Bale o Thiago Alcántara son exponentes claros de lo que supone la rotura muscular en un futbolista.
La recuperación media está estimada entre tres y ocho semanas, aunque el problema más grave es la reincidencia: los expertos explican que el músculo pierde rendimiento con cada lesión.
Pubalgia
Una de las lesiones más frecuentes en un futbolista es la pubalgia: un trastorno inflamatorio que afecta a la zona de la ingle y el pubis y que suele estar provocado por una sobrecarga muscular.
Los músculos que se insertan en el pubis, ya sean los abdominales (parte superior) o aductores (parte inferior) se inflaman, llegando a incapacitar al futbolista. Es un problema que han sufrido multitud de jugadores, entre ellos alguna de las grandes estrellas como Leo Messi, Raúl o Xabi Alonso.
La mayoría de los casos se solucionan con trabajo de fisioterapia, pero puede haber casos que necesiten pasar por el quirófano. Dependiendo de la gravedad, el periodo de recuperación oscila entre 1 y 8 meses.
Esguince de tobillo
¿Quién no ha visto algún partido en el que un jugador se tuerce el tobillo y se retuerce de dolor? En la mayoría de los casos esa torcedura deriva en un esguince por la rotura del ligamento lateral del tobillo, que obliga al deportista a estar entre tres y siete semanas de baja, dependiendo de si se trata de un esguince de primer, segundo o tercer grado.
Sin embargo, hay un problema añadido: uno de cada tres esguinces deja cicatrices que provocarán secuelas en los protagonistas, por lo que es una lesión que tiene un grave riesgo de reincidencia.
Roturas en la rodilla
Los meniscos, el ligamento cruzado y el ligamento medio colateral son los elementos de la rodilla de un futbolista que más sufren durante su carrera profesional.
De todos ellos, el ligamento cruzado anterior es el que acumula más lesiones ya que, al controlar la rotación de la tibia, es el que tiene más posibilidades de sufrir por los continuos impactos de la rodilla.
Además, su rotura reviste mucha gravedad y solo se puede recuperar por medio de una operación que, además, no garantiza que se cure completamente.
El mejor ejemplo de esta lesión lo tenemos en el portero palentino del Villarreal Sergio Asenjo: el guardameta ha sufrido esta lesión hasta en cuatro ocasiones, pero ha demostrado que, trabajando duro, se puede superar.
Las lesiones son el mayor temor de un jugador y algo que quieren evitar a lo largo de toda su carrera. Sin embargo, llevar el esfuerzo al límite provoca que, en muchas ocasiones, el cuerpo no pueda resistir y se rompa.
Una buena manera de prevenir este tipo de lesiones es fortaleciendo la musculatura en los entrenamientos para que el cuerpo esté preparado para el esfuerzo.