El próximo 16 de enero comienza la competición del Open de Australia y el tenista español, ganador de 22 Grand Slams, se presenta en el torneo con una situación inédita en su historia: ha perdido seis de sus últimos siete partidos, la peor racha de toda su carrera. Tiafoe, Paul, Fritz, Aliassime, Norrie y De Miñaur han sido los verdugos. La situación del mallorquín solo puede mejorar de cara a 2023.
El zurdo y su entorno son muy conscientes de que hay casi dos semanas por delante para presentarse en el primer Grand Slam del año con los argumentos suficientes para poder competir. Su última derrota frente al australiano, De Miñaur, en un partido que duró casi tres horas, donde Rafa sufrió en el break, se sentó en el banquillo y dijo a su equipo ténico: “Estoy con un nivel de desconfianza brutal”.
Es cierto que, debido a sus problemas físicos, Nadal no ha podido competir a la altura que le gustaría durante los últimos 6-7 meses del pasado año, pero reconoce que necesita partidos así para volver a recuperar el ritmo y la confianza en si mismo. “He estado casi seis horas en pista, pero necesito más, necesito batallas como ésta. No he jugado muchos partidos oficiales en los últimos 6-7 meses. Días así ayudan, aunque las victorias hacen el proceso mucho más rápido, pero necesito seguir luchando", aseguró tras el encuentro.
El español afirma que físicamente no se ha encontrado mal dentro de la pista, pero que necesita recuperar la velocidad de cara a la próxima competición: “Físicamente no he estado mal, pero necesito ser un poco más rápido, un poco más dinámico para leer mejor la pelota. En términos de problemas físicos no me puedo quejar, así que por esa parte estoy feliz, me ayuda a seguir adelante. La situación es la que es y tengo que mejorarla, eso es todo. Realmente creo que va a suceder, pero no sé cuándo. Espero que suceda pronto, no me veo tan lejos”.