Hasta el descanso parecía que solo había un equipo sobre el césped durante la final de Mundial de Qatar. Argentina estaba dominando el juego a su antojo, sin ninguna complicación y se fueron a los vestuarios con un 2-0 a su favor en el marcador. El seleccionador francés, Didier Deschamps, entró por el túnel de vestuarios con un cabreo monumental, no parecía que su equipo estuviera jugándose la Copa del Mundo.
Mostró su enfado ya antes del descanso, cuando apenas quedaban 4 minutos del primer tiempo hizo los dos primeros cambios del partido, reemplazando a Giroud y Dembelé. Durante los 15 minutos dio una charla con tono de cabreo a sus jugadores: "Necesitamos más precisión en los pases, más precisión en las decisiones. No son compactos. Tienen que estar más cerca uno del otro. ¡Ustedes no están allí! No están en ninguna segunda pelota. ¡No están jugando en una final de la Copa del Mundo!", dijo el seleccionador, quien acabó golpeando una mesa.
El entrenador quería ver una reacción en sus jugadores y elevó el tono del discurso para buscar motivarles: "Señores, yo les voy a decir sin enfadarme. ¿Saben la diferencia que tenemos enfrente? Se la voy a decir. ¡Que ellos juegan una puta final y nosotros no!".
Según L´Equipe, el guardameta, Steve Mandanda, uno de los veteranos del grupo también pronunció unas palabras de ánimo para sus compañeros: "Ahora muchachos, ya está hecho, perdemos 2-0 (...) Esto de remontar ya lo hemos hecho, es posible. Pero hay que salir al campo con otro estado de ánimo, muchachos. ¡No es posible hacerlo estando como estamos!".
Mbappé, quien ha sido uno de los líderes de la selección francesa durante ese Mundial, también quiso pronunciar unas palabras hacia sus compañeros para hacerles ver que no habían completado una buena primera parte. "¡No podemos hacerlo peor! ¡Es una final de la Copa del Mundo! truena el delantero del Blues. ¡Es una Copa del Mundo muchachos, es el juego de su vida! De todos modos, no podemos hacerlo peor de lo que hicimos ", dijo a sus compañeros.
El discurso se cerró con las palabras de Mbappé, que animaban a su equipo a buscar la remontada: "Volvamos al campo y pongamos un poco de intensidad, nos metemos en los duelos y hacemos otra cosa muchachos. ¡Es una final de la Copa del Mundo! Estamos perdiendo por dos goles. ¡Podemos volver! Chicos, esto es algo que solo sucede cada cuatro años", finalizó.
Las charlas no surgieron gran efecto hasta el minuto 80, cuando los franceses consiguieron empatar el partido con un doblete de Mbappé, que forzó la prórroga, donde volvió a marcar para hacer un hat-tick. Tres goles en una final de la Copa del Mundo, que fueron en vano, ya que la final se decidió en la lotería de la tanda de penaltis.