Suiza planteó el partido entorno a Vinicius y eso ya daba muestras de lo importante que el rival consideraba al brasileño para su equipo. Le puso a dos jugadores para que no le dejaran hacer su juego y en la primera parte lo consiguieron más, aunque el jugador no paró de intentarlo en la victoria de Brasil.
A pesar de que los regates y los duelos no les salían del todo, siguió pidiendo el balón y desgastando a la defensa que no paraba de encimarle. En el segundo tiempo obtuvo su premio, aunque se lo anularon.
Un error en la salida de Suiza propició el contrataque que acabó transformando en gol, pero fue anulado por fuera de juego de uno de sus compañeros. El partido a raíz de aquí se abrió más y de nuevo el jugador del Real Madrid fue determinante para llevar el peligro de su equipo a la espalda.
Brasil echó de menos a Neymar en las labores de enganche entre el centro del campo y el ataque, pero aquí su figura estaba más que cubierta con Vinicius.
Había que sustituir a Neymar y había dos planes. El defensivo, que pasaba por colocar a Paquetá más adelantado en el centro del campo, y el ofensivo, que consistía en colocar a Rodrygo en la posición que ocupa la estrella del PSG. Tite, que tiene una fe ciega en el jugador del West Ham comenzó con su plan A, sin tirar las campanas al vuelo, controlando un partido que les podía colocar ya en la recta final de un Mundial en el que son favoritos.
Paquetá hizo su papel, muy sólido en el centro del campo, bien respaldado por Casemiro, se sacó algunos pases brillantes que no encontraron eco en las piernas de Vinicius y Richarlison, desacertados de cara al gol.
Pese a ello, Brasil no lograba ponerle brillo al duelo, no sacudía a una Suiza que se encontraba cómoda. Paquetá, el hombre que más veces ha utilizado Tite en el último año, su comodín en el campo, no conseguía más que dar una ventaja moral a Brasil, insuficiente para lograr el triunfo.
Así que, nada más comenzar el segundo tiempo, el seleccionador brasileño apostó por su plan B, Rodrygo, para darle a Brasil más filo. El madridista salió revolucionado, incrementó el ritmo ofensivo del equipo en un par de aceleraciones y pareció en condiciones de doblegar, al fin, a la Nati, que nunca ha perdido contra Brasil en un Mundial.
El jugador del Madrid, por el que Tite siente un aprecio especial, que no oculta, salió con el mismo empeño en destrabar el partido como tantas veces ha conseguido con su club.
Brasil ganó en vértigo y Rodrygo quiso implicar a la grada, mayoritariamente "auriverde" en la tarea de derribar el muro helvético.
El seleccionador suizo, Murat Yakin, rectificó a tiempo y maniobró para tapar las vías de agua, pero el peligro ya había aumentado. Brasil estaba más cerca de su área, a expensas de cualquier eventualidad.
Llegó en una jugada de Rodrygo que, con algo de suerte Casemiro convirtió en el gol de la victoria que sitúa a Brasil como la segunda clasificada para octavos de final, junto con Francia.