Fernando Alonso fue el claro protagonista de la segunda carrera del Mundial de Fórmula 1 celebrada en Arabia Saudita. El piloto asturiano cruzó la línea de meta en tercera posición - solo por detrás de los dos Red Bull - pero tras subirse al podio, la FIA le quitó el trofeo al entender que un mecánico había tocado el coche mientras cumplía cinco segundos de penalización. Finalmente, la FIA dio marcha atrás y acabó devolviéndole el podio número 100 de su carrera al bicampeón del mundo.
Mientras la FIA se decidía a qué hacer, Fernando Alonso dejó un detallazo de enorme calidad humana. El piloto asturiano tras conocer que estaba sancionado (solo momentáneamente), lo primero que hizo fue regresar al box de Aston Martin, buscar al mecánico del gato trasero, y fundirse en un emotivo abrazo con él. Al ex de Alpine le daba igual si le quitaban el podio, estaba contento con el rendimiento del AMR23 y extremadamente orgulloso del trabajo hecho por el equipo, y eso es lo que importaba.
Antes de que la FIA le devolviese el podio, Alonso mostró que le daba igual qué decisión tomaran: "Me da igual. Si me lo quitan antes de subirme al podio, me hubiera dolido un poco más, pero después de haberlo celebrado, el champán y haber lucido los sponsors en el podio, me da igual si me lo quitan. Que me quiten lo bailado".
"Estoy contento, al final, con el resultado de esta noche y con nuestro segundo podio. Demostramos que podemos ser el segundo equipo más rápido y tuvimos buen ritmo a lo largo de toda la carrera", comentó el genial piloto asturiano, en una segunda juventud a los 41 años; y que cuenta 32 victorias en la Fórmula Uno: la primera, hace casi veinte años (Hungría 2003) y la hasta ahora última hace casi diez (España 2013, en el circuito barcelonés de Montmeló).