Tras la respuesta positiva de Jorge Messi sobre si su hijo se veía el jugador la próxima temporada en el FC Barcelona, la directiva del club ha abierto una ventana al optimismo aunque no quieren lanzar las campanas al vuelo. El 'sí' que captaron las cámaras de Deportes Cuatro da a entender que el jugador puede dar una vuelta a su planteamiento inicialm dejar de lado la decisión irrevocable de marcharse del club azulgrana y esperar un año más hasta que finalice el contrato para marcharse libre.
Pero en el seno del club catalán preocupa que apenas un puñado de jugadores se hayan pronunciado al respecto. Sobre todo los pesos pesados del vestuario, que no han querido hablar ni meterse en polémicas que les puedan salpicar. Sólo Griezmann y De Jong, en las concentraciones de Francia y Holanda, respectivamente, han tomado partido. Ambos jugadores esperan que Messi siga en el club aunque entienden que es una decisión personal. De Jong fue más allá, confirmando que el capitán azulgrana seguía en el chat del equipo. También Rakitic habló desde fuera del club siendo jugador del Sevilla. Al croata le gustaría que Messi siguiera. Pero ni una palabra más.
Desde la entidad culé esperan que sus compañeros le convenzan para seguir vistiendo con la camiseta azulgrana, pero no quieren presionar al capitán, al que consideran que se ha ganado el derecho a decidir, tal y como confesó incluso el Real Madrid a través de Sergio Ramos.
La situación de Messi sigue teniendo en vilo a toda la afición. Pero desde que el club se negara tajantemente a negociar una salida negociada, el entorno de Messi está meditando reconsiderar su postura, por lo que no se descarta que retome en breve los entrenamientos.
Tras la reunión entre Jorge Messi, sus abogados y directivos del FC Barcelona, el padre del jugador sabe que el club no va a cambar fácilmente su postura. No quieren pactar una salida con él e incluso le han ofrecido una renovación hasta 2022, una propuesta que dejó perplejos a los abogados de Messi: "Pero si no se quiere quedar ni este año".
Descartada prácticamente la renovación, el club le trasladó a Messi que tendría que si un club quiere hacerse con sus servicios, tiene que pagar la cláusula de rescisión que asciende a 700 millones de euros. Y, aunque el argentino cree tener razón en que pueda salir gratis, ningún club ni él mismo quiere enzarzarse en una batalla judicial y arriesgarse a que finalmente un juez decida que hay que abonar esa cantidad.
Las posturas están muy alejadas y el jugador es ahora el que debe dar el siguiente paso: mantenerse firme en su decisión de abandonar el club o regresar cuanto antes a los entrenamientos al equipo que, según Koeman, seguirá siendo el estandarte.