Jesé está muy ilusionado con esta nueva etapa en Las Palmas, pero no todos es color de rosas. Poco a poco ha ido entrando en el equipo y ya ha salido titular en varios partidos, pero le falta uno de los elementos por los que fue fichado para ayudar al club: el gol. El derbi canario fue testigo de esa ansiedad que tiene por marcar y que no termina de conseguir.
No es noticia que un jugador se enfade al ser cambiado, se han visto muchas escenas de ello, pero sí es la primera vez que lo hace el delantero canario desde que llegó a este conjunto. Era el minuto 76 cuando Pepe Mel decidía cambiarlo. La cara que llevaba hacia la banda lo decía todo y nada más traspasar la línea de cal pegó una patada al cartelón del cuarto árbitro. A pesar de eso al pasar por el entrenador le dio la mano, pero se fue con cara de pocos amigos a la grada.
Todo esto viene por una autoexigencia que él se ha impuesto y que le está llevando por mal camino. Su estado físico es óptimo y el entrenador está contento con él, pero se desespera porque no encuentra portería y empieza a entrar en un bucle negativo que no le favorece nada.
Se ha llegado a poner en manos de profesionales para calmar esta ansiedad que no le beneficia. “Está ansioso por marcar. Ya le pasó en su primera etapa cuando falló un gol clarísimo contra el Granada. Ahora quiere cambiar esa dinámica. Después del primero, vendrán muchos más goles. Por eso toda ayuda es poca”, comentaba gente de su entorno.
La afición le recibió con los brazos abiertos y él ahora quiere devolverle el cariño en el campo, pero esa incapacidad para meter goles le está nublando.