El 2020 no ha sido un buen año para nadie y si no que se lo digan al Barça. Desde el principio se supo que no iba a ser una temporada fácil y todo acabó explotando este verano con el caso Messi o la marcha de Bartomeu, pero empecemos paso por paso.
El 13 de enero del 2020 Ernesto Valverde dejó de ser entrenador del FC Barcelona. Las dos debacles de Champions contra la Roma y el Liverpool hacían que la permanencia del Txingurri se resintieran, pero aun así continuó. La gota que colmaría el vaso sería la Supercopa de España. En el nuevo formato de la competición, los culés se quedaron en semifinales al perder con el Atleti (2-3). Esto sería el 9 y solo cuatro días más tardes sería destituido.
Con Valverde fuera los nombres empezaron a sonar, pero no dio tiempo a mucha especulación porque pocas horas más tardes sería informada oficialmente la llegada de Quique Setién al banquillo blaugrana. Si algo había hecho que Ernesto se fuera del Barça sería su falta de liderazgo y de mando sobre el vestuario y sería esto mismo lo que finalmente condenara al santanderino.
Cuando empezaban a despegar vino la pandemia se cruzó en la vida de todos y el fútbol quedó paralizado, lo que no sabía Setién es lo que peor estaría por llegar. El Barça partía como líder, pero poco a poco el equipo se fue quedando sin ideas y la desgana comenzó a aparecer en la tónica de los partidos, el liderato lo perdió y su máximo rival se aprovechó de ello. Con La Liga ya perdida y con las duras declaraciones de Messi tras el último partido (“Queda demostrado que no nos alcanzó ni para la Liga y si queremos pelear por la 'Champions' vamos a tener que cambiar muchísimo, porque si no el partido con el Nápoles lo vamos a perder").
El capitán no andaba muy desencaminado, ante el Nápoles pudieron, ganaron 3-1, pero el resultado era engañoso. De nuevo dejó dudas el juego del Barça y si luego te coge un todopoderoso como el Bayern pasa lo que pasa. Resultado histórico y no en el buen sentido, 2-8 le endosó el equipo alemán el 14 de agosto de este aciago 2020.
Esto no hay entrenador que lo resista y el 17 de ese mismo mes, Quique Setién dejaba de ser entrenador del FC Barcelona, solo 7 meses estuvo en el cargo. Su poco entendimiento con la plantilla y los malos resultados le condenaron al fracaso.
En medio de todo esto sucedieron muchas cosas por así decirlo extradeportivas. El 17 de febrero el programa 'Què T'hi Jugues' de SER Catalunya informa acerca de una empresa que el Barça tenía contratada, I3 Ventures, la cual se encargaba a través de diferentes medios de difamar, desprestigiar a miembros y jugadores del Barça entre los que se encontraba Leo Messi y Gerard Piqué.
Decían que esta empresa monitoreaba y defendía a trevés de perfiles de redes sociales cuentas en las que se defendía la imagen de Bartomeu. Por estas tareas se habrían pagado un millón de euros que se habría fraccionado en diferentes facturas para que la cuenta fuera menor y así no pasar por la junta directiva.
El Barça a través de un comunicado negó estos hechos, pero sí que confirmó que esa empresa estaba vinculada al club. Esto provocó un auténtico revuelo dentro de la institución y el cabreo de jugadores. Varios directivos dejaron sus cargos.
Meses más tardes se llevaron a cabo las pesquisas pertinentes y se hizo una auditoría en la que se descartó que el Barça no había encargado “ninguna campaña difamatoria contra nadie" y ninguna conducta corrupta ni beneficio económico".
También en el mes de febrero fue bastante convulso entre la plantilla y miembros de la directiva. Abidal como secretario técnico del Barça hizo unas declaraciones tras la salida de Valverde en las que apuntó que también tenían responsabilidad los jugadores.
Esto desató el enfado en el vestuario y Messi como capitán habló. "Los responsables del área de la dirección deportiva también deben asumir sus responsabilidadesy sobre todo hacerse cargo de las decisiones que toman” y añadió “Por último, creo que cuando se habla de jugadores, habría que dar nombres cuando se habla de jugadores, habría que dar nombresporque si no se nos está ensuciando a todos y alimentando cosas que se dicen y no son ciertas", así de contundente fue. Esta sería una de las primeras brechas que se fraguarían entre los jugadores y la directiva y que sería le caldo de cultivo para meses más tardes.
La pandemia trajo consigo no solo problemas de salud, sino económicos. El fútbol se restableció, pero sin público y los ingresos empezaron a menguar en todos los clubes. Los culés no se salvarían de esto que ya no venían de una buena posición en sus arcas. Todos los equipos empezaron a hacer rebajas en los sueldos de los jugadores.
Meses de disputas y desencuentros entre la plantilla y la directiva llegarían a un acuerdo de rebajar en 122 millones de euros esta temporada y 50 en variables en las próximas tres. Hasta llegar aquí no ha sido nada fácil ya que algunos de los jugadores en algún momento se negaron.
Como el Barça no tenía problemas, su capitán decidió darle alguno más. El 2-8 fue un punto de inflexión para muchos y jugadores como Gerard Piqué se ofrecieron a salir si eso era lo mejor para el club, lo que no esperaba este que fuera Messi el que quisiera irse.
Comenzó a publicarse que el argentino no estaba contento ya con el equipo y que no tenía ninguna motivación. Hasta que decidió dar un paso más y mandar un burofax a las instalaciones del club para informar sobre su marcha. Batomeu y toda la directiva comenzó la maquinaria para que no se fuera. Cláusulas empezaron a salir a la luz y pactos no firmados, también. Todo terminó con una entrevista de Leo en donde decía que se quedaba para no meter en problemas judiciales al que había sido el club que le había dado todo, pero sus ganas de salir seguían.
El puesto de Bartomeu ha caminado durante mucho tiempo por el filo de la navaja. Con la debacle ante el Bayern de Munich muchos pidieron su dimisión, pero el presidente capeó como pudo el temporal y se salvó. Anunció una revolución en el vestuario que iba a comandar el recién estrenado entrenador, Ronald Koeman, pero las cuentas eran las que eran y los fichajes no podían llegar. Pidió un defensa y no llegó y un delantero y ocurrió lo mismo.
La afición se empezó a cansar y se planteó una moción de censura contra él y su directiva. Tenía las esperanzas de que no se reunieran las firmas, pero se consiguieron. El 28 de octubre en una rueda de prensa presentó su dimisión como presidente del FC Barcelona para no enfrentarse a las urnas. La institución quedó en mano de una gestora que convocó las elecciones que se celebrarán próximamente.
Un año muy completito en donde no ha faltado de nada, desencuentros entre directiva y jugadores, intentos de fuga y sobre todo dimisiones.