Vinicius es una super estrella dentro del mundo del fútbol. De eso no hay duda. Pero el brasileño podría ser mucho más decisivo si encontrara su madurez futbolística. Y para ello, el extremo del Real Madrid debe no caer en provocaciones y dejar a un lado los enfrentamientos.
Está claro que con Vinicius hay un problema. Hasta seis faltas recibió el brasileño, quién se fue amonestado, y no Pezzella, protagonista de muchas de esas entradas. El futbolista del Real Madrid se descentra rápido con cada falta y pierde mucho tiempo con las provocaciones.
Pasó con Bravo en el añadido. El portero del Betis y Vinicius se enfrentaron en una disputa que lo único para lo que le sirvió es para perder un minuto importantísimo. Ancelotti y sus compañeros ya se lo han dicho en varias ocasiones, con la intención de que siga creciendo, pero el brasileño hace oídos sordos.
Está claro que como Vinicius hay pocos. Dieciocho goles y nueve asistencias esta temporada le hacen ser uno de los mejores futbolistas del mundo (aunque no para el The Best). Pese a ello, sus once tarjetas amarillas también le colocan como uno de los más tarjeteros.
Y el problema reside en que esas amarillas no son en lances del juego. Vinicius hace enemigos allí por dónde va (Sabaly, Maffeo, Balliu) y es el futbolista de Europa que más faltas recibe. Su juego, basado en el regate y la velocidad, le hacen ser un dolor de cabeza para los defensas, que encuentran en las patadas el modo de pararlo.
Pero si Vinicius se callara con cada falta, todo sería distinto. Por el contrario, el brasileño protesta, pica a los aficiones con gestos desconsiderados, se enfada con los rivales e incluso en muchos casos llega a sobrepasar límites. Unas acciones que le alejan de ser el mejor jugador del mundo, dejando claro que le queda por madurar futbolísticamente.